Brad Pitt y Joaquin Phoenix se suman como productores a ‘The Voice of Hind Rajab’, el drama de Gaza que emociona en Venecia

El Festival de Cine de Venecia fue escenario de una ovación de pie para The Voice of Hind Rajab, la impactante cinta dirigida por Kaouther Ben Hania. La película narra la trágica historia real de una niña palestina de 5 años que quedó atrapada en un automóvil atacado en Gaza y que, tras horas de súplica por teléfono con la Media Luna Roja, fue hallada muerta junto a los paramédicos que intentaban rescatarla. Con un elenco íntegramente palestino, la producción se perfila como una de las favoritas al León de Oro.

La incorporación de Brad Pitt y Joaquin Phoenix como productores ejecutivos generó gran expectación, sumándose también Alfonso Cuarón y Jonathan Glazer al proyecto. Ben Hania expresó su sorpresa y gratitud por el respaldo de figuras de Hollywood, señalando que su objetivo principal con la película es devolver humanidad a un pueblo que, según ella, ha sido deshumanizado en los medios occidentales. “El arte tiene la capacidad de dar voz y rostro a quienes han sido silenciados”, afirmó la directora durante la conferencia de prensa.

El guion se construye a partir de grabaciones reales y testimonios que documentan el último llamado de Hind Rajab, cuya voz conmovió al mundo entero cuando el audio se viralizó en redes sociales. Además de la ficción, la película combina reconstrucciones dramáticas basadas en hechos verificables, logrando un retrato estremecedor que conecta con la memoria colectiva y plantea un cuestionamiento ético universal: ¿cómo es posible que la súplica de un niño quede sin respuesta?

Tras su estreno mundial en Venecia, The Voice of Hind Rajab viajará al Festival de Toronto y representará a Túnez en la carrera hacia el Óscar a Mejor Película Internacional. Ben Hania, nominada previamente por Four Daughters y The Man Who Sold His Skin, consolida así su lugar como una de las voces más relevantes del cine contemporáneo. La obra, además de su valor artístico, se convierte en un llamado urgente a la empatía y en un recordatorio de que detrás de cada cifra en un conflicto hay historias humanas que no deben quedar en el olvido.