La actriz taiwanesa Shu Qi, conocida por interpretar papeles femeninos poderosos en películas de directores como Hou Hsiao-hsien y Stephen Chow, da un paso adelante con su debut como directora en Girl. La película aborda problemas sociales que enfrentan las mujeres, incluyendo abuso doméstico, traumas generacionales y discriminación de género, mientras sigue la historia de Hsiao-lee, una joven que crece en Taiwán durante la transformación económica de los años 80. Este film refuerza la presencia femenina detrás de la cámara y muestra cómo la narrativa femenina está cobrando fuerza en Asia.
Aunque la conciencia sobre la participación de mujeres cineastas ha aumentado y los festivales de cine promueven la paridad de género, el progreso sigue siendo lento, especialmente en mercados como Japón y Hong Kong. La representación femenina en roles de dirección, producción y guion se mantiene alrededor del 10% al 20% a nivel mundial, y los desafíos incluyen tanto disparidades de género como restricciones de censura en la industria asiática. Aun así, Shu Qi se muestra optimista sobre el futuro: “Cada año hay más directoras y equipos femeninos excelentes”, afirma.
El reconocimiento internacional de cineastas asiáticas ha aumentado en la última década. Chloe Zhao se convirtió en 2021 en la primera mujer asiática en ganar el Oscar a Mejor Director por Nomadland, mientras que Awkwafina y Michelle Yeoh lograron hitos en los Globos de Oro y los Premios Oscar, respectivamente. Además, Celine Song se convirtió en la primera directora asiática nominada tanto a Mejor Película como a Mejor Guion Original por Past Lives. En India y el sur de Asia, festivales recientes destacan a directoras femeninas; Payal Kapadia ganó el Grand Prix de Cannes 2024 por All We Imagine as Light, que retrata la vida de mujeres trabajadoras en Mumbai.
Shu Qi resalta cómo la perspectiva femenina enriquece la narrativa cinematográfica: “La presencia de mujeres agrega delicadeza y matices emocionales complejos, haciendo que los personajes sean más auténticos y cercanos al público”. También cree que el género está dejando de ser un factor decisivo para la inversión: “Los inversores valoran la eficiencia y el potencial de mercado, no el género del director”. Para Shu, la diversidad de roles asumidos por mujeres en la industria —desde actuación hasta dirección y producción— ofrece un amplio espacio de crecimiento y una influencia cada vez mayor en el cine moderno asiático.