El director canadiense Philippe Falardeau, nominado al Oscar en 2012 por Monsieur Lazhar, presentó en el Toronto International Film Festival (TIFF) su nueva película Lovely Day, adaptación de la novela autobiográfica Mille secrets mille dangers de Alain Farah. El filme, ambientado en Montreal, sigue a Alain (Neil Elias), un escritor de origen libanés-canadiense que enfrenta ansiedad, problemas de salud y tensiones familiares mientras se prepara para casarse con Virginie (Rose-Marie Perreault) en la histórica Oratoire Saint-Joseph.
Falardeau reveló que estuvo a punto de cancelar el rodaje en pleno set de las escenas de boda, cuando se conoció la noticia de los bombardeos en Líbano. “Los actores libaneses no habían dormido, estaban al teléfono con sus familias intentando saber quién seguía vivo. Y yo tenía que pedirles grabar una escena cómica de boda. Me parecía incorrecto”, confesó. Sin embargo, la actriz Hiam Abou Chedid lo convenció de seguir adelante: “Necesitamos sentir que la vida continúa. Queremos hacer arte que no trate de la guerra, porque nuestra vida ya es siempre política”.
El reparto libanés, incluido el actor Georges Khabbaz, apoyó con firmeza el proyecto, recordándole al director la importancia de mostrar que las historias de la diáspora no deben definirse solo por los conflictos bélicos. Aunque Falardeau sentía que debía realizar un filme político, el elenco lo animó a continuar con esta comedia sobre la ansiedad, el amor y la familia, subrayando que también es un retrato de la resiliencia cultural.
La cinta está producida por Kim McCraw y Luc Déry de la compañía micro_scope, con distribución en Canadá a cargo de Les Films Opale y Entract, mientras que la división internacional gestiona los derechos fuera del país. Falardeau destacó que el cine de Quebec está viviendo un avance en diversidad y representación, permitiendo a los actores de origen inmigrante interpretar roles universales. “Una mujer me dijo después de la proyección que se sintió como viendo una película italiana sobre el matrimonio. Creo que dimos en el clavo: esta historia sobre inmigrantes de segunda generación puede resonar en cualquier comunidad”.