Después de una década de evasivas, bromas y una falsa investigación en redes sociales, Ryan Reynolds finalmente ha confesado: él fue el responsable de la legendaria filtración del video de prueba de “Deadpool” que en 2014 obligó al estudio a dar luz verde a la película. El actor hizo la esperada admisión durante una charla en el Festival Internacional de Cine de Toronto.
Recordando el momento, Reynolds describió la situación con su característico humor. “Algún imbécil lo filtra en línea y yo, ya sabes, estoy mirando al tipo en el espejo mientras me cepillo los dientes”, dijo, asumiendo por primera vez la autoría del hecho. “Y pienso: ‘Amigo, ¿qué has hecho? ¡Esto podría ser castigado por la ley!'”.
El video de prueba, una secuencia de acción en CGI con la voz de Reynolds, se había filmado en 2012 para convencer a 20th Century Fox de hacer la película, pero el estudio se negaba a apostar por un film de superhéroes con calificación para adultos. La filtración en 2014 generó una reacción tan masiva y positiva de los fanáticos que, según Reynolds, “el internet obligó al estudio a decir ‘vamos a hacer esta película'”. Veinticuatro horas después, el proyecto recibió la luz verde oficial.
Durante años, Reynolds había jugado con el misterio, llegando a decir en una entrevista con un detector de mentiras que él solo había “dado una asistencia”. Ahora, finalmente lo reconoce abiertamente. “Estoy agradecido de haber escuchado ese instinto, y estoy agradecido de haber hecho lo incorrecto en ese momento”, concluyó. Su “mala decisión” resultó ser una de las más acertadas de la historia reciente de Hollywood, dando origen a una de las franquicias más exitosas y queridas del cine de superhéroes.