Dwayne “The Rock” Johnson está sorprendiendo al mundo más allá de su reputación de héroe de acción con su papel en “The Smashing Machine”, el aclamado drama de Benny Safdie que narra la vida del legendario peleador de MMA Mark Kerr. Tras su estreno en el Festival de Cine de Venecia, Johnson recibió ovaciones de pie que evidencian su transformación artística y la posibilidad de postularse al Oscar, algo que jamás había imaginado en su carrera centrada en la taquilla.
En el filme ambientado en los años 90, Johnson abandona su carisma de superestrella para explorar la fragilidad emocional, la vulnerabilidad física y los demonios internos de Kerr, incluyendo sus luchas con la adicción y la presión del mundo competitivo de las artes marciales mixtas. El actor admite que la experiencia fue un proceso de exposición y riesgo creativo: “No sé si es método, lo que sea, simplemente fui por ello”, reflejando un compromiso absoluto con el papel que desafía cualquier expectativa previa sobre su trabajo.
El cambio físico y emocional que Johnson experimentó es notable. Más allá de la musculatura y la presencia imponente, lo que impacta es su excavación emocional, mostrando un MMA crudo y real, donde la victoria en el octágono no siempre se traduce en victoria personal. La película no solo retrata la lucha deportiva, sino que también aborda la recuperación, la redención y la reconstrucción de la identidad de Kerr con un enfoque honesto y conmovedor.
Además de su papel en la pantalla, Johnson reflexiona sobre su evolución personal y paternidad, conectando con la humanidad de su personaje y demostrando que su rango actoral puede trascender la acción y el espectáculo comercial. Con “The Smashing Machine”, Johnson redefine su carrera y abre una nueva etapa donde la profundidad dramática y la empatía radical podrían convertirlo en un contendiente serio para los grandes premios cinematográficos.