[REVIEW] ‘Camina o muere’ (2025)

Review de ‘Camina o muere’ por @javiercarrizo_cine

De título original The Long Walk, la adaptación de la novela de Stephen King publicada en 1979 bajo el seudónimo de Richard Bachman, remite a una distopía muy livianamente construida, que no hubiera sido posible sin la existencia reciente de una serie como The Squid Game (El Juego del Calamar).

Más allá de la necesidad de la industria que saca provecho de la estadística que el éxito de mercado le infiere, el director de Soy Leyenda (2007), Los juegos del hambre: en llamas (2013), y Los juegos del hambre: Sinsajo-Parte 1 (2014), regresa a su zona de confort. Lo que hace poco más de diez años fue la saga basada en las obras de Suzanne Collins, ahora es esta transposición en la que también hay una competencia por la supervivencia, pero a diferencia de las dos últimas mencionadas, existe una cimentación insuficiente de los hechos que llevaron a la sociedad a esa puntual situación.

En la misma, cien adolescentes se disponen a ser de la partida de una sanguinaria contienda, en la que si los participantes disminuyen la marcha o se detienen, y luego de tres advertencias, representantes del ejército que los siguen de cerca, les vuelan la cabeza de un tiro. Entre conversaciones, anécdotas, y recuerdos, los interpretados por Cooper Hoffman y David Jonsson, profesan de protagonistas, y son siempre quienes el espectador prevé, que llegaran hasta la última instancia.

Lo que la narración imparte se resuelve sobre la ruta cientos de kilómetros después, en una ausencia total de relaciones que combinan el uso del lenguaje, reglas gramaticales, como también el significado de las palabras y oraciones que en la citada se congregan.

Como bien señala Silvia Schwarzbock en sus estudios sobre la crueldad en el cine contemporáneo, el cine no ha podido ser nunca lo explícito que es hoy en día. Y esa explicitud, no se justifica en todos los asuntos de interés humano, sino en aquellos que se expresan desde el máximo placer, o máximo dolor, como es el caso en cuestión. Pero en muchas instancias cinematográficas, esa crueldad, se sostiene por medio de un correcto uso del lenguaje, que en diversas situaciones lleva a los/as cineastas a concretar solemnes obras posmodernas. Ese no es aquí el hecho, y Francis Lawrence demuestra ser una víctima más de la sociedad de la cual formamos parte en la actualidad.