El reconocido cineasta Woody Allen rindió un sentido homenaje a Diane Keaton, tras conocerse la noticia de su fallecimiento a los 79 años. En una emotiva carta publicada por The Free Press, el director recordó su relación amorosa y su profunda conexión artística con la actriz, a quien definió como una figura única e irrepetible. “Su rostro y su risa iluminaban cualquier espacio al que entrara”, escribió Allen, reflejando la admiración y el cariño que siempre le tuvo.
Allen evocó su primer encuentro con Keaton durante una audición para su obra de 1969, Play It Again, Sam, en el teatro Morosco. En ese momento, ella recién llegaba de Orange County y trabajaba como encargada de guardarropas mientras actuaba en Hair. “Si Huckleberry Finn fuera una joven hermosa, sería Keaton”, recordó el cineasta sobre aquella primera impresión. Su relación comenzó con timidez mutua, pero tras compartir una comida durante los ensayos, nació entre ellos una conexión inmediata.
La dupla se transformó en una de las más emblemáticas del cine. Allen confesó que, con el tiempo, comenzó a crear películas pensando exclusivamente en ella: “Hacía películas para una sola espectadora, Diane Keaton. Nunca leí una crítica, solo me importaba su opinión”. El director también destacó la versatilidad de Keaton como escritora, fotógrafa, artista visual y directora, subrayando su agudo sentido estético y su capacidad para cuestionar incluso a los grandes clásicos como Shakespeare cuando algo “no le cerraba”.
Woody Allen cerró su homenaje con palabras cargadas de nostalgia: “Hace unos días el mundo incluía a Diane Keaton. Ahora es un mundo que no la tiene, y por eso es un mundo más triste. Aun así, quedan sus películas. Y su gran risa sigue resonando en mi cabeza”. La actriz, recordada por títulos icónicos como Annie Hall, Manhattan y Radio Days, deja un legado imborrable en la historia del cine y en la vida de uno de sus más grandes colaboradores.