30 años de ‘GoldenEye’: cómo Pierce Brosnan, un guion caótico y un estudio en crisis salvaron a James Bond

Tres décadas después de su estreno en 1995, “GoldenEye” sigue siendo el punto de inflexión más importante de la saga James Bond. A comienzos de los 90, el personaje estaba en una encrucijada: cambios de productores, un nuevo actor por elegir y un mundo que ya no sabía qué hacer con un espía surgido de la Guerra Fría. El propio productor Michael G. Wilson recordó ese periodo como “una larga disputa legal con MGM”, mientras que un estudio contratado por el distribuidor concluyó que “los adolescentes estadounidenses no sabían quién era James Bond o decían: ‘Ese es el tipo que le gusta a mi papá’”. La franquicia, literalmente, colgaba de un hilo.

Mientras Albert “Cubby” Broccoli se retiraba por motivos de salud, sus herederos Barbara Broccoli y Michael G. Wilson asumían por primera vez el control creativo. A eso se sumaba el desafío colectivo de reimaginar a Bond en un mundo posterior a la caída del Muro de Berlín. Escritores y productores coincidían en un mantra fundamental para el renacimiento del personaje: “El mundo cambió, pero Bond no”, recordó el guionista Bruce Feirstein. Ese enfoque permitió mantener su esencia —encanto, sofisticación y acción—, pero rodearlo de una trama más acorde con los nuevos tiempos, con amenazas tecnológicas y enemigos surgidos del caos post-soviético.

Elegir al nuevo 007 tampoco fue sencillo. Aunque algunos querían mantener a Timothy Dalton, otros defendían que la saga necesitaba un reinicio completo. Tras barajar nombres como Mel Gibson, Liam Neeson y Ralph Fiennes, el veterano Broccoli tomó la decisión definitiva: “Hagámoslo con Pierce”, dijo golpeando suavemente su bastón, según recordó Jeff Kleeman. Con un protagonista confirmado y un director poco conocido pero eficiente, Martin Campbell, el equipo se lanzó a completar el guion con múltiples reescrituras que finalmente dieron forma al clásico que conocemos hoy.

El reparto terminó de consolidar este renacer con la incorporación de Sean Bean como Alec Trevelyan, un antagonista diseñado para ser el “reflejo oscuro” de Bond, y Famke Janssen como Xenia Onatopp, quien consiguió el papel tras “ir a lo grande” en su prueba, como ella misma cuenta. Con Judi Dench debutando como M y un elenco internacional sin precedentes, la producción recuperó el brillo que muchos creían perdido. “GoldenEye” no solo revitalizó a Bond: redefinió lo que debía ser un héroe moderno. Treinta años después, su impacto sigue tan vigente como el primer día.