Russell Crowe, la estrella de la cinta ganadora del Oscar Gladiador, no ocultó su profunda decepción con la secuela dirigida por Ridley Scott. En una entrevista con Triple J, Crowe afirmó que “Gladiador 2” es un “ejemplo realmente desafortunado” de un equipo creativo que falló en comprender lo que hizo especial a la original. “No fue la pompa… ni la acción. Fue el núcleo moral”, sentenció el actor, destacando que su personaje, Máximo, fue impulsado únicamente por su inquebrantable lealtad a su esposa y su familia.
Crowe cree que la secuela socavó este código ético al revelar que Máximo había tenido un affaire con Lucilla (Connie Nielsen) que resultó en su hijo, Lucius (interpretado por Paul Mescal). El actor defendió que, durante el rodaje de 2000, tuvo que luchar a diario contra sugerencias de la producción para incluir escenas de sexo que hubieran “quitado su poder” al personaje. “Si dices que al mismo tiempo que tenía esta relación con su esposa, se acostaba con otra, ¿de qué están hablando? Es una locura”, exclamó.
La frustración de Crowe es doble, ya que nunca fue consultado por Ridley Scott ni por nadie involucrado en la secuela. El actor está visiblemente saturado de las preguntas de la prensa sobre una película que, según él, no le concierne en absoluto. “Deberían estar pagándome por la cantidad de preguntas que me hacen sobre una película en la que ni siquiera estoy”, ironizó, recordando que, en el universo de la ficción, su personaje está “seis pies bajo tierra”.
A pesar de la crítica directa y tajante al guion de la continuación, Crowe admitió sentir una “cierta pizca de celos”, ya que el hype de la secuela le recuerda la intensidad de la experiencia que tuvo con la película original en su juventud. No obstante, la postura del ganador del Oscar es clara: la traición al corazón emocional de Máximo es el error fatal de Gladiador 2.