‘Beau tiene miedo’: Así fue el rodaje de la película

Del guionista y director Ari Aster, una de las mentes más inventivas del cine actual, llega un delirante viaje a lo desconocido con Beau tiene miedo.

Beau tiene miedo supone la tercera colaboración entre Aster y el director de fotografía Pawel Pogorzelski, cuya relación profesional se remonta a sus años de estudiantes en el American Film Institute. Pogorzelski siguió a Aster en Hereditary y Midsommar, obras visualmente impresionantes que permanecieron confinadas en mundos argumentales herméticos. Beau tiene miedo, en cambio, sale al mundo a lo grande.

Beau tiene miedo es mucho más épica y compleja que las películas de Ari anteriores”, afirma Pogorzelski. “Lo que es diferente esta vez es lo ambiciosa que es la historia: un viaje homérico con todos sus mundos diferentes”.

El dúo creativo se basó en la estrecha dinámica que llevan construyendo desde hace una década, evolucionando y profundizando con cada película sucesiva. “Ari siempre viene con una visión clara de cómo va a ser la película, y luego es cuestión de elegir las cámaras y los lentes”, cuenta Pogorzelski. “Y cada película se torna más ambiciosa. Sí Midsommar parecía imposible, ésta es aún mayor. Se trata de abrirse y ceder a lo que Ari tiene en mente. Terminamos consiguiéndolo encontrando el modo de superar los límites juntos”.

La cámara de Pogorzelski se pone en marcha en los caóticos minutos iniciales de la película, ambientados en las calles y pasillos de un complejo de departamentos urbanos. En una escena de seguimiento angustiosa, Pogorzelski sigue mientras Phoenix se precipita desde el vestíbulo del departamento, a través de una calle frenética, hasta un almacén para comprar agua para su medicación psiquiátrica. En la calle, los lunáticos lugareños se tambalean a cada paso.

“Algunos de los movimientos de cámara en esta secuencia fueron súper desafiantes, tratando de capturar a esta o aquella persona mientras todos estaban en movimiento, incluyendo a Joaquín”, señala Pogorzelski. “Muchas de estas escenas las practicamos en un estacionamiento antes de rodar, y a base de prueba y error las sacamos adelante, incluida la corrida dentro del almacén con Joaquín, entrando con la cámara por una ventana abierta”.

Otros retos singulares exigieron una planificación y resolución de problemas similares, como el rodaje en el interior de las casas de cristal (con sus impredecibles juegos de luces y excesivos reflejos); la navegación por planos complejos para captar personajes en movimiento; y el rodaje nocturno en un bosque de Montreal donde el abundante follaje a menudo bloqueaba las tomas.

“Con esta película, Ari sobrepasó sus límites, convirtiéndose en un mejor director en términos de bloqueo, planificación y forma de contar la historia”, afirma Pogorzelski. “Había más obstáculos en nuestro camino, pero él trabaja de forma matemática, así que todo está planeado de antemano y coreografiado a la perfección. Yo simplemente ejecuto lo que él tiene en mente”.

Lars Knudsen, productor de Aster desde hace muchos años y socio de su empresa Square Peg, concuerda: “Después de haber producido todas las películas de Ari, puedo decir con confianza que Beau fue la más ambiciosa y presentó un desafío increíble. Ari es un perfeccionista en el mejor sentido de la palabra. Se desafía a sí mismo como cineasta en cada película que hace, sigue poniendo la vara cada vez más alta con el fin de hacer películas nuevas y originales que no se hayan visto jamás en la pantalla”.

Fuente: Diamond Films