Review de A Different Man por @fede_martin21
Las apariencias engañan. Nunca hay que juzgar un libro por su portada. No todo es solo una “cara bonita”. Cientos de refranes y frases típicas que habré escuchado una infinidad de veces se me vienen a la cabeza después de ver A Different Man, la más reciente película de Aaron Schimberg que protagonizan Sebastian Stan, Renate Reinsve y Adam Pearson. El filme forma parte de la sección Autoras y Autores del 39° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.
A Different Man marca la tercer película que Schimberg dirige luego de Go Down Death y Chained for Life (que también protagonizó Adam Pearson). Adam Pearson es un actor británico que sufre de neurofibromatosis, un grupo de tres afecciones en las que crecen tumores en el sistema nervioso.
En A Different Man, Adam Pearson es uno de los dos protagonistas de esta historia, interpretando a Oswald, que junto a Sebastian Stan (que interpreta a Edward/Guy Moratz), forman parte de una historia que navega entre el autodescubrimiento de la identidad de cada uno. A lo largo de la película, Edward es presentado como una persona que sufre de neurofibromatosis, lo que efectivamente le complica mucho el poder interactuar con una de sus vecinas, Ingrid, y poder vivir el día a día como una “persona normal”.
En determinadas escenas y momentos, vemos como Edward se nota desanimado por el cómo se ve, haciendo hasta lo imposible para poder operarse y tener un rostro normal. Edward lo consigue y termina cambiándose de identidad a Guy Moratz, afirmando que Edward se “había suicidado”. Pensando que así se le solucionarían todos sus problemas, que podría enamorar a Ingrid y tener una vida exitosa, las cosas cambian cuando en el medio de una audición para una potencial famosa de teatro aparece Oswald, otro hombre que sufría de la misma enfermedad que Edward, neurofibromatosis. La diferencia es que Oswald termina siendo todo lo que Edward nunca pudo (o mejor dicho, quiso) ser.
Y justamente, el personaje de Oswald sirve para darle un cachetazo en toda regla a nuestro Guy, que viéndose atormentado por el qué dirán los demás sobre su apariencia física, a Oswald no le molesta en lo más mínimo. A Different Man nos termina mostrando las dos caras de la moneda, algo que efectivamente ya hemos visto en otras producciones: la gente que se ve fea y hacen todo lo posible para cambiar su físico y así agradar a los demás; y la gente que a pesar de haber nacido o sufrir de deformidades o cuestiones “anormales”, llevan una vida lo más “normal” posible.
A lo largo de poco más de una hora y cuarenta minutos, vemos como Guy (Sebastian Stan) se olvida completamente de su yo interior y busca constantemente la aprobación de los demás, por lo que al final no es una cuestión de cómo se ve él, sino de lo vacío que se siente por dentro al no tener una personalidad firme y estar angustiado con su propia existencia. Tanto Stan como Pearson nos otorgan grandes actuaciones, pudiendo disfrutar de esa “dualidad” existente en el transcurso de la narrativa.
Puede que no llegue a considerarse ni ser emotiva, pero A Different Man nos presenta un sólido mensaje acerca de las apariencias y el cómo el ser humano es capaz de no contentarse con nada, ni a los demás ni así mismo, a pesar de querer buscar una perfección que físicamente no existe, sino que es algo que debe trabajarse desde el interior de cada uno.
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