Melisa Zulberti estrena en Argentina su nueva creación: POSGUERRA

Melisa Zulberti es la primera artista argentina en haber sido seleccionada por la convocatoria internacional abierta a todo el mundo de la Bienal de Danza de Venecia para estrenar un proyecto inédito en su edición 2024. Allí, en el mes de julio, la artista tandilense estrenó POSGUERRA. El proyecto, que fue seleccionado por el director artístico de la Bienal, el prestigioso coreógrafo inglés Wayne McGregor, se podrá ver en Argentina los días 23, 24, 25 y 26 de octubre en FIBA (Festival Internacional de Buenos Aires).

Melisa Zulberti lleva investigando desde 2017, el cruce entre la performance, las artes visuales, el diseño industrial y la tecnología. En este sentido, la artista sostiene: “El proceso de creación de mi trabajo parte de pensar estructuras para ser habitadas por el movimiento, que dialoguen con el concepto a investigar y aporte a la pieza particularidades kinéticas y dramatúrgicas. Una vez realizada dicha estructura, se inicia un proceso de exploración física, donde se comienza a indagar la vinculación entre estructura-movimiento-espacio y las poéticas dramatúrgicas que se originan. Casi en simultáneo, se inicia el proceso de investigación y creación de la partitura sonora, que parte de buscar y grabar sonidos propios de la estructura explorando sinfonías electrónicas, y las interconexiones posibles que aparecen entre la obra con soportes y formatos multimediales”.

“Todas mis obras están pensadas en convivencia con el lenguaje cinematográfico, en donde las piezas audiovisuales que dirijo funcionan como preludio para el espectador o mismo como videoarte de la obra escénica; así mismo, estas piezas componen su propio universo en torno al lenguaje”, remarca Zulberti.

Es una inmersión multidisciplinaria en el cuerpo posbélico, que fusiona artes escénicas, visuales, música en vivo y cine.

Mediante un entramado de cámaras transmitiendo en vivo, se genera un universo observable otro, un multiverso. Perspectivas paralelas a la acción escénica, en diferentes planos, capturadas desde los propios cuerpos y desde ángulos subjetivos.

Este proyecto se sumerge en un territorio efímero donde el cuerpo se convierte en el campo de batalla, resistiendo tanto al exterior como a sí mismo, encarnando en la utopía de un futuro prometedor surgido de las ruinas de una guerra perdida.

Es un estado físico, íntimo y global que aspira a encontrar nuevas respuestas ante la incertidumbre, la desorientación y la alienación, creando un espacio donde la multiplicidad de los cuerpos construye una geografía en constante resistencia y reconstrucción.