Crítica por Santiago Bárcena
Mad God es una película realizada en stop-motion, del autor Phil Tippett (la mente maestra realizadora de los diseños de los alienígenas en la trilogía original de la saga de Star Wars), que narra una realidad decididamente distópica, en la cual el mundo se convirtió en un gran basurero, olvidado por la tesis capitalista-industrial que hace girar al planeta que, cuando es llevada al extremo, termina por alienar a las personas, despojando su humanidad y sumiéndolas en un infierno fabril de fuego y acero.
Todo esto es palpable desde los inicios del film. Sin embargo, la película (y a pesar de no contener una sola línea de diálogo en toda su duración), parece tener tanto que decir que embarra su propio discurso en una sopa heterogénea de múltiples buenas ideas, ejecutadas de forma magistral por un equipo de animadores que logra un mundo tan palpable y habitable que su atmósfera sofocando inunda la sala de cine. Cabe destacar que la violencia gráfica que plaga la historia no es utilizada por su valor como shock tanto como para desarrollarse como parte inseparable del mundo que construye.
El film es un deleite técnico espectacular que, aún a pesar de su desarticulación narrativa, logra evocar una serie de emociones formidable a través de una atmósfera increíblemente lograda, que sirve para la base de un comentario social sumamente inteligente.