‘Beau tiene miedo’: La importancia de la estructura

Del guionista y director Ari Aster, una de las mentes más inventivas del cine actual, llega un delirante viaje a lo desconocido con Beau tiene miedo.

En las películas anteriores de Aster, Dani (Florence Pugh) de Midsommar y Annie Graham (Toni Colette) de Hereditary están escapando de traumas familiares que las han dejado huérfanas de madre. En cambio Beau, en cierta medida, tiene madre por demás, al punto tal que nadie sabría qué hacer con ella: Mona es autoritaria, tiene mucho éxito y está profundamente implicada en la vida interior de su hijo desde una gran distancia. Además, él desea, más que nada, volver a casa con ella. 

Este cambio de la dinámica de la madre problemática de las películas anteriores hace que el viaje de Beau sea más una odisea que un infierno, zambulléndose en su pasado mientras intenta llegar al fondo de las muchas tribulaciones y calvarios que se interponen entre él y su hogar. La película se desarrolla en secciones independientes, con cuatro capítulos principales y dos secuencias adicionales, incluida una retrospectiva en un crucero que consolida la dinámica madre-hijo, así como un enigmático desenlace. “Quería alejarme de la estructura cinematográfica tradicional”, afirma Aster. “Quería que la historia tuviera un aire novelesco, con una forma poco convencional y algo contradictoria, o tal vez sea estrictamente intuitiva”. 

Al trabajar una vez más con el director de fotografía Pawel Pogorzelski, Aster se propuso hacer que cada sección de la historia reflejara una imagen distorsionada diferente del mundo en el que vivimos actualmente. Beau tiene miedo, un viaje en el que Beau pasa de la ciudad a los suburbios y al campo, atravesando diferentes escenarios y paisajes, adopta las cualidades de la picaresca, un estilo episódico de ficción sobre las aventuras de un héroe humilde en un mundo enloquecido. 

Al principio de la historia, Beau vive solo en un departamento en un barrio peligroso y lidia con las tensiones cotidianas de una comunidad asolada por la adicción, el consumismo, la violencia y la locura. Después de un accidente, Beau se encuentra en un suburbio acomodado, donde se convierte en el hijo sustituto de un cirujano y su esposa, interpretados por Nathan Lane y Amy Ryan, cuyo querido primogénito murió en combate, y cuya hija adolescente se está desmoronando. 

“La sección kafkaiana de apertura establece toda la historia, mientras que la segunda se desarrolla como una comedia negra”, explica Lane, quien interpreta al jovial cirujano Roger. “La misteriosa tercera sección se vuelve más cerebral y surrealista, y la última sección de la película recorre lugares que nadie puede predecir”.  

En una secuencia retrospectiva, Aster presenta a una encarnación más joven de Beau, interpretado por Armen Nahapetian y estable el complejo vínculo entre el ansioso preadolescente y la controladora madre (interpretada aquí por Zoe Lister-Jones). Elaine, una rebelde de 13 años que se enfrenta a sus propios problemas maternales, altera ese vínculo. Los niños crecen muy unidos, pero como Elaine está decidida a escapar del vínculo madre-hija y Beau no puede hacerlo, se distancian. “Elaine es el polo opuesto de Beau: es provocadora, alborotadora y no teme expresar su opinión”, comparte Nahapetian. “Al crecer bajo tanto control, Beau nunca había interactuado con una chica, así que hace todo lo que Elaine le dice que haga. Le enseña a divertirse por primera vez en su vida”.

Huyendo del pasado y del presente, Beau se adentra en la misteriosa tercera parte de la película, ambientada en un bosque, donde encuentra a una compañía de teatro ambulante y mira una obra que adquiere dimensiones personales, psicológicas e incluso históricas. “Hipnotizado, entra en la obra e imagina lo que podría ocurrir si fuera un agente más activo en su propia vida”, cuenta Aster.

Fuente: Diamond Films