Se realizó el lanzamiento de la temporada 2024 del Centro Cultural Recoleta (Junín 1930, CABA), donde se presentó un conjunto de acciones destinadas a proponer un regreso a la rica tradición histórica del Centro.
El acto contó con la presencia de la ministra de Cultura de la Ciudad, Gabriela Ricardes, y Maximiliano Tomas, director del Centro Cultural, quienes estuvieron acompañados por el nuevo equipo de contenidos y programación.
La programación se articula en torno a ciclos de música clásica y popular (jazz, tango, contemporánea); la puesta en marcha del Cine Recoleta, sala con una capacidad de 101 localidades que contará con una programación gratuita propia y tres funciones por semana (viernes, sábados y domingos), y un nuevo espacio nombrado Sala Abierta, que albergará exhibiciones relacionadas con la literatura. En ese sentido, el año cerrará con una gran muestra sobre Julio Cortázar en las salas Cronopios y J-C.
- ARTES VISUALES: El área de Artes Visuales inicia un nuevo capítulo con el objetivo central de recuperar la mística de la institución, colocando al arte argentino en el centro de la programación anual. Creemos que destacar la rica historia de estas salas es una tarea tan importante como necesaria. Honrar los hitos que representaron importantes exposiciones y que ahora forman parte del imaginario artístico del país, implica construir nuevos eslabones dentro de esta poderosa historia. El desafío actual consiste en establecer un diálogo continuo con las prácticas contemporáneas al tiempo que investigamos su vínculo con episodios del pasado. En este contexto, se vuelve urgente dirigir la mirada tanto hacia la historia como al presente, para subrayar la importancia de crear espacios públicos dinámicos que fomenten la experimentación creativa y fortalezcan los vínculos entre las comunidades artísticas y los públicos. Es nuestro anhelo, como el de las escenas artísticas en general, que el Centro Cultural vuelva a ser un espacio donde tanto artistas noveles, como de mediana carrera y larga trayectoria puedan elaborar proyectos significativos en un entorno institucional. Es por eso que la nueva programación se concentrará principalmente en dar acceso a los y las artistas del país a desarrollar experiencias de producción y exhibición con curaduría y cuidado. Para este 2024 la programación inicia con cuatro exposiciones individuales dedicadas a dos artistas de mediana carrera y dos jóvenes: Jazmin Berakha y Bruno Gruppalli, y Victoria Liguori y El Pelele.
- CINE: Parece ocioso y anacrónico, pero aún hay voces que le niegan al cine su estatuto de arte. Lo es, pero el enorme sistema de distribución y exhibición hoy se dedica exclusivamente a las películas de alto consumo, de impacto inmediato. Y aunque entre ellas pueda haber incluso obras maestras, la mayor parte de la cordillera cine, como un témpano, permanece debajo del mar del sistema comercial de exhibición. Así que en el CCR vamos a mostrar aquello que no se ve. Películas extraordinarias siempre, de toda nacionalidad -especialmente de las que no figuran en nuestras raquíticas carteleras-, de todo género, tanto el gran espectáculo como el riesgo experimental; tanto las temáticas adultas más viscerales y revulsivas como la gigantesca amabilidad y felicidad de las películas familiares. La idea, hoy revolucionaria, es abrir las ventanas y que entre todo. Las muestras cinematográficas-y audiovisuales en general- formarán parte de una experiencia integral del CCR, hará juego -por correspondencia, por contraste- con el resto de sus propuestas en otras áreas y no desdeñará la revisión de autores de peso en la historia del cine que deben verse en la pantalla grande, lo más grande posible. El cine, hecho siempre en el pasado y siempre presente, apuesta aquí -como dijo alguna vez Francis Ford Coppola- a forjar memoria, es decir, a ser también futuro.
- MÚSICA: La música estuvo siempre unida al Centro Cultural Recoleta, entre otras cosas porque en el arte moderno más avanzado y en el arte contemporáneo (el campo de acción del Recoleta) no resulta ya del todo sencillo separar un arte de las otras. Pero, según nos enseñó ya la filosofía, lo moderno -y lo nuevo- no suele ser sino el recuerdo de algo olvidado. Por eso, la programación propondrá un arco cronológico amplio, de la música antigua al siglo XXI, y sus acercamientos a las artes visuales y la performance, de los instrumentos acústicos a los medios mixtos, con una necesaria revitalización del Laboratorio de Investigación y Producción Musical (LIPM). Del mismo modo que el deslinde entre artes visuales y sonoras se volvió menos evidente, también los límites entre la música clásica y la popular (especialmente, el jazz y el tango, músicas en las que la tradición y la novedad entran siempre en pugna) tendieron a borronearse. Estos géneros son asimismo parte de la historia y de la actualidad del Recoleta. El Recoleta es un centro cultural, y no una -o varias salas- de concierto: esto quiere decir que el concierto, tal como el hábito nos hace entenderlo, es una posibilidad más, pero no la única. En todo caso, el espíritu de esta programación se guía por una frase de Gustav Mahler, uno de los padres de lo moderno: “La tradición no es la adoración de las cenizas, sino la preservación del fuego”.
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