Lewis hizo su gran regreso a la gran pantalla con un estreno mundial que se produjo el domingo por la tarde, en el Festival de Cine de Nueva York. Tras ocho años de ausencia, protagoniza el debut con su hijo, Ronan Day-Lewis, como director. “Desde el principio teníamos ritmo. Era una auténtica sensación de juego y libertad” declaró Ronan Day-Lewis, quien co-escribió el guión con su padre. Daniel coincidió con su hijo, insistiendo en que la colaboración entre ambos fue familiar y sencilla. “A lo largo de los años, desde que Ronan era muy pequeño, hemos trabajado juntos en muchas cosas diferente. Siempre nos sentimos muy cómodos en compañía y esto fue una extensión de eso”.
De niño, Ronan comentó: “Hicimos un anuncio falso de Nike, protagonizado por mi tortuga”. A la hora de añadir a alguien más a su dúo, los dos Lewis coincidieron en que Bean era la única opción para interpretar al hermano distanciado de Ray. Antes del rodaje, Daniel Day-Lewis invitó a Bean a Irlanda, donde ambos estrecharon lazos gracias a las pintas de Guinness y el whisky. “Fue una excelente manera de explorar una situación. Nos llevamos muy bien y eso fue crucial para adentrarme en la historia de dos hermanos” dijo Bean.
Ambientada en el norte de Inglaterra, Anemone sigue a Ray, un recluso y ex soldado británico que lleva dos décadas viviendo aislado en el bosque. Su vida da un vuelco cuando su hermano aparece y lo obliga a enfrentarse a su misterioso pasado. Lewis había aparecido por última vez en el drama de época Phantom Thread, por el que obtuvo su sexta nominación al Oscar. El actor, considerado uno de los mejores de su generación, ha ganado tres Premios de la Academia por My Left Foot, There Will Be Blood y Lincoln. Decidió regresar a Hollywood solo para trabajar con su hijo. Sin embargo, siempre conservó su aprecio por el oficio.
Day-Lewis se había retirado de la actuación. Tras protagonizar el drama deportivo, El Boxeador de 1997, se ausentó de la gran pantalla durante un tiempo para trabajar como zapatero en Italia. Regresó en la épica policial de Martin Scorsese de 2002, Gangs of New York, como Bill el Carnicero. “Mirándolo ahora, habría hecho bien en callarme, sin duda. La verdad es que nunca tuve intención de retirarme” declaró anteriormente a la revista Rolling Stone. “Simplemente dejé de hacer ese tipo de trabajo para dedicarme a otro. Al parecer, me han acusado de retirarme dos veces. ¡Nunca tuve intención de retirarme de nada! Solo quería dedicarme a otra cosa durante un tiempo”.
