Día 9 del 38° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata: Cinemateca Uruguaya, Premio Astor a la Trayectoria

La tercera Charla con Maestras y Maestros del 38° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata estuvo a cargo de la coordinadora general de la Cinemateca Uruguaya, María José Santacreu, quien, además, recibió el Premio Astor a la Trayectoria para la institución fundada en 1952 y reconocida mundialmente por su trabajo en la preservación y difusión, no solo de su archivo fílmico –declarado monumento histórico– sino también de las nuevas corrientes.

María José Santacreu expuso sobre su tarea al frente de la Cinemateca y sobre la necesidad de mantener viva la memoria cinematográfica, en una charla moderada por el presidente del Festival, Fernando Juan Lima, que se realizó en Chauvin Centro de Creación.

“Este premio es muy gratificante porque cuando se lleva adelante una institución siempre se está trabajando para que todo salga adelante, y por lo general no nos podemos hacer un tiempo para recibir reconocimientos”, dijo María José Santacreu al recibir el Premio Astor a la Trayectoria.

Con respecto a las características que definen el espíritu de la Cinemateca Uruguaya, la coordinadora general expresó en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata que está muy inserta en la sociedad porque está orientada a la exhibición: “no nos interesa tener una Gioconda en el sótano y que no la vea nadie, lo que queremos es mostrar, contar y proyectar todo lo que tenemos, y ese trabajo es una especie de posta que nos pasamos de generación en generación. Y si bien pasamos muchos momentos difíciles, con dictadura, crisis económica, pandemia, logramos que sobreviva 71 años”.

Santacreu reconoció que cuando las cosas estuvieron difíciles por la pandemia, y las salas de cine tuvieron que cerrar, se redujo al máximo su principal fuente de financiamiento, por lo que se les ocurrió la idea de armar un programa de televisión de la Cinemateca. Para ello, recibieron ayuda de cineastas argentinos que desinteresadamente cedieron sus películas, lo que les ayudó a pasar ese momento. “Con el cine argentino tenemos una relación muy virtuosa”, destacó.

Por último, contó cómo lograron que Martín Scorsese los ayudara a defender y aumentar el presupuesto que les destina el Estado: “contactamos a la productora argentina Celina Murga para que nos pusiera en contacto con él y poder explicarle el problema que teníamos. Y él, con un mensaje en un video, destrabó la situación”.

La última función de la Competencia Internacional del 38° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata tuvo el estreno mundial de Las almas, de Laura Basombrío, un relato en el que la memoria se funde con lo onírico y donde el cándido existencialismo de algunas preguntas surge espontáneo, libre de toda neurosis.

El proyecto nace de la idea de un cortometraje de ficción que su directora había escrito como tesis de la carrera, enmarcado en el Día de las Almas, un festejo andino en el que se espera y recibe la visita de las almas de los seres queridos. Después de entrevistar a las personas de la zona, las y los realizadores partieron hacía El Cono de Arita, en el que se sumó Estela, vecina del lugar, quien luego sería la protagonista de la película.

“En el trayecto nos empezó a contar su historia: soñaba con su mamá —que había fallecido hacía poco— que le daba mensajes en los sueños, o presagios y le recomendaba hacer cosas. Cuando contó eso me di cuenta de que ese vínculo continuaba y que ella seguía esos mensajes. Tenía el desierto delante y su relato atrás, ese momento me conmovió mucho. Fue la primera semilla de la película”, dijo Laura Basombrío, quien agregó que pensó que contaría la relación de ella y su madre pero que sobre la marcha cambió de idea: “me di cuenta de que Estela quería hablar de otras cosas, y decidí darle valor a lo que tenía para decir. Fueron seis años de rodaje, fue un largo camino, pero muy disfrutado”.

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Fotografías por Agustina Oliver // 38 Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.

La Competencia Argentina tuvo dos estrenos mundiales: en primer lugar, La mujer hormiga, de Betania Cappato y Adrián Suárez, una película de climas y texturas, que nos va sumergiendo en una emoción que no por contenida es menos potente. Eugenia Alonso y Julieta Vallina le ponen el cuerpo a un vínculo conmovedor, construido desde el gesto y el detalle, que –como el agua que todo lo atraviesa– va desbordando de a poco.

Luego se estrenó Vera y el placer de los otros, de Romina Tamburello y Federico Actis, en la que su protagonista pasa sus tardes inmersa en una rutina bastante peculiar: le roba a su madre las llaves de uno de los departamentos que administra y se los alquila a otros adolescentes que buscan un lugar donde tener sexo. Poco a poco, algo que comienza casi como un juego se va transformando en una exploración: escuchando lo que sucede detrás de esa puerta, Vera imagina distintos caminos para el goce.

Losing Faith, de la directora alemana Martha Mechow, tuvo su debut como parte de la Competencia Estados Alterados. Cuenta la historia de una madre que, agotada por las demandas cotidianas, es engullida —literalmente— por su sillón. La secuencia que abre la película descoloca tanto como deja en claro su posición: los mandatos sociales pueden convertirse en un agujero negro.

El día 9 del Festival tuvo el debut de la Competencia En Tránsito / Work in Progress, de la que participan las películas El mirador, de Diego Hernández; El príncipe de Nanawa, de Clarisa Navas; La dirección opuesta, de Julia Castro; Las latas, de Santiago Sein; Senda india, de Daniela Seggiaro; Todo documento de civilización, de Tatiana Mazú González; y Una noche en Paladium, de Francisco Novick.

Cinco películas fueron estrenadas como parte de la sección Autoras y AutoresEureka, de Lisandro Alonso, se presentó a sala llena; allí su director dialogó con el público sobre la película en la que Viggo Mortensen personifica a un hombre que llega a un pueblo polvoriento en busca de su hija. Enseguida, ese western hecho y derecho se conecta de manera ingeniosa con la historia de una mujer policía y su sobrina, entrenadora de básquetbol, en una reserva indígena en Dakota del Sur, donde las noches frías y las rutas silenciosas son el escenario propicio para un enigma.

“Para hacer esta película me pregunté cómo nos representamos y cómo nos miramos a través del cine; y después de haber filmado Jauja me habían quedado ganas de hacer un western. Unir todo eso me llevó ver cómo estaba representada la mirada de los nativos americanos dentro de todo ese mundo industrial, comercial, millonario que fue el cine norteamericano de esa época; entonces le pedí a Viggo Mortensen que me contactara con ellos para poder ver cómo vivían en esas comunidades. Al llegar, me encontré con una población de entre unas 40 y 70 mil personas, con 20 policías, de los cuales solo tres son mujeres, y las estadísticas no son buenas, lo que me entristeció como no lo había hecho ninguna de las otras locaciones en las que filmé”, dijo Lisandro Alonso luego de la función, a la vez que agregó que fue una película difícil de filmar por las condiciones climáticas, pero también por las dificultades que impuso la pandemia.

En esa sección, también se proyectaron Retratos fantasmas, de Kleber Mendonça Filho, cuarto largometraje del director brasileño —luego de Sonidos vecinos; Aquarius y Bacurau—; Evil Does Not Exist, del multipremiado realizador japonés Ryusuke Hamaguchi; Do Not Expect Too Much From the End of the World, del reconocido director rumano Radu Jude; y Dispararon al pianista, la animación de los españoles Fernando Trueba y Javier Mariscal.

En esta jornada se realizó también el Foco Esteban Sapir, y el realizador y director de fotografía argentino estuvo presente para hablar con el público de sus películas Picado fino y La antena, que dialogan entre sí por sus radicales personalidades.

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Fotografías por Lali Solari // 38 Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.

En las funciones institucionales se realizó la muestra Tesis Universidad Nacional de Mar del Plata, una selección de cortometrajes, tesis de graduación de diferentes cohortes de la carrera Tecnicatura Universitaria de Comunicación Audiovisual; la proyección de Ofrenda, un homenaje a las mujeres que se anticiparon a la lucha, realizada por La Mujer y el Cine, que en 2023 cumple 35 años; y la función de Siembra de cine, de Martín Kraut, para la Fundación DAC.

En las Actividades Especiales, se presentó el libro La marca del asesino, en el que siete autores dieron su visión sobre los asesinos en serie, en la realidad y en la ficción. Estuvo a cargo del director de la Semana de Cine, Julio Peces San Román, y el psiquiatra y autor del libro, José Ignacio del Pino Montesinos.

Además, se realizó el panel Los actuales problemas y las posibles soluciones para el cine argentino, del que participaron Gabriela Pedrali, Inés de Oliveira Cézar, Carmen Guarini, Hernán Findling y Marco Berger.

Por último, se presentó un adelanto de El último viaje a China, de Alejandro Maci, en una charla en la que el director y Pablo Echarri hablaron sobre la película que recuerda a China Zorrilla y que tendrá a Soledad Silveyra y Carlos Perciavalle.

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