Allan Freeman, un revolucionario ejecutivo de marketing que fue pionero en el uso de la investigación de mercado para lanzar algunas de las películas más taquilleras de la historia, falleció el 7 de junio a los 88 años. Su trabajo fue fundamental en el éxito de clásicos como “Superman“, “Star Wars”, “Rain Man” y la ganadora del Oscar “El Silencio de los Inocentes”.
Freeman comenzó su carrera en la publicidad de Madison Avenue, pero en la década de 1970 llevó su experiencia en el comportamiento del consumidor a Hollywood. Allí, aplicó técnicas innovadoras que cambiaron la forma en que los estudios se comunicaban con el público. Uno de sus logros más recordados fue durante su tiempo en 20th Century Fox, donde cambió el título de la película “The Omen” (La Profecía) de su original “The Birthmark” (La marca de nacimiento) y creó su icónico y minimalista póster de solo texto, una estrategia que se considera clave en el éxito del film.
Su influencia se expandió en Warner Bros., donde lideró las campañas de “Superman”, y más tarde como consultor independiente en películas como “First Blood” y “Splash”. Andrew Fogelson, expresidente de marketing de Warner Bros., lo recordó como un hombre “asombrosamente brillante” cuyas ideas al principio generaban dudas en los jefes de los estudios. “En poco tiempo, sus esfuerzos en ‘Superman’ y ‘Oh, Dios’ fueron demostrablemente y enormemente útiles”, dijo Fogelson. “Hoy es un negocio multimillonario, en el que todos participan. Y todo se lo debemos al ingenio y la sabiduría del Sr. Freeman”.
A lo largo de su carrera, Freeman fue descrito como un innovador que “pensaba fuera de la caja”. Su colega Martin Lewis lo recordó como alguien “increíblemente perspicaz sobre lo que funcionaba y lo que no”. Freeman no solo ayudó a vender películas, sino que cambió fundamentalmente la manera en que los estudios entendían a su audiencia, aplicando la ciencia del marketing a la magia del cine y dejando una huella imborrable en la era de los blockbusters.