‘La espera’, de Ingrid Valencic y Celeste Contratti, se estrena el 20 de abril

Guelldan Cine con el apoyo del INCAA y el Fondo Nacional de las Artes presenta La espera, una película de Ingrid Valencic & Celeste Contratti.

SINOPSIS

En lo profundo del monte pampeano, un cazador pasa sus días persiguiendo el rastro del ciervo colorado, esperando que el viento traiga el eco de sus bramidos. Este hombre solitario persigue a su presa y el sueño de ser un integrante más del monte. Cazar para Mansinelli se volvió una actividad de tiempo completo, quizás una excusa para estar en el monte, permanecer en silencio, en un estado entre la contemplación y la adrenalina, entre el letargo y la acción.

Del jueves 20 al miércoles 26 de abril, a las 19.15hs, en el Cine Gaumont (CABA)

Jueves 20 de abril, a las 21.15hs, en el Espacio INCAA Cine Teatro Italiano (Chacabuco, Bs. As.)

Viernes 21 y sábado 22 de abril, a las 21hs, en el Espacio INCAA Trevelin (Chubut)

Domingo 23 de abril, a las 19hs, en el Espacio INCAA Cine Teatro Italiano (Lobos, Bs. As.)

PALABRAS DE LAS DIRECTORAS

El campo pampeano es un territorio que a las dos directoras, a pesar de nacidas en Buenos Aires, nos queda cercano, lo conocemos. Daniel Mansinelli aparece en la vida de Ingrid Valencic cuando era chica y el asombro ante un galpón repleto de cabezas de ciervos se convierte en el puntapié de está película.

La cámara sigue a Daniel en cada paso en la búsqueda de su alimento. El eje central está puesto en la cacería, práctica que en la actualidad es ampliamente criticada. Y sin embargo, parte de nuestro recorrido yendo a filmar con él en la intimidad del monte, conociéndolo, se plasma en la película buscando acercar al espectador a una nueva perspectiva respecto del tema.

Se despliega así una pregunta sobre la forma en la que nos vinculamos con la naturaleza y, en especial, con el consumo de carne. Cuando los prejuicios por el otro caen, permanece la inquietud sobre nuestra propia relación con el entorno. Si podemos ampliar el debate frente a la cacería, ¿Qué reflexión nos queda para el consumidor que simplemente levanta una bandeja de carne en el supermercado?