Jeremy Allen White, el actor que se convirtió en un fenómeno global por su papel en “El Oso”, se enfrenta al mayor desafío de su carrera: interpretar al icónico Bruce Springsteen. La película, titulada “Springsteen: Música de Ninguna Parte”, se estrena en los cines de Argentina este jueves 23 de octubre y retrata uno de los momentos más decisivos y tumultuosos en la vida del músico, el período en el que compuso y grabó su legendario y sombrío álbum de 1982, “Nebraska”.
Para lograr una de las transformaciones más esperadas del año, White se embarcó en un proceso creativo sin precedentes. El director, Scott Cooper, le dejó claro desde el principio que no buscaba una imitación, sino “encontrar la esencia de quién es Bruce”. Para lograrlo, el actor se sumergió por completo en el mundo de “The Boss”, en un proceso que contó con la bendición y la colaboración del propio músico.
Codo a codo con la leyenda
El punto de partida para White fue una conversación con el mismísimo Springsteen, quien le confió un episodio sobre un ataque de pánico que sufrió, un sentimiento con el que el actor pudo conectar. “Te preguntas: ‘¿qué tengo en común con este ícono del rock?’… Y creo que, en esa conversación, se me abrió una puerta”, reveló White.
A partir de allí, la preparación fue total. White no solo leyó el libro en el que se basa la película, sino que también escuchó el audiolibro de las memorias de Springsteen, vio su espectáculo de Broadway y se reunió con su círculo íntimo, incluyendo a su histórico manager Jon Landau y a su esposa, Patti Scialfa. Además, se sometió a un intenso entrenamiento de cinco meses de canto y guitarra, ya que es el propio actor quien interpreta todas las canciones del film.
La colaboración llegó a tal punto que el propio Springsteen llevó a White a un tour por su pueblo natal de Freehold, Nueva Jersey, para que viera los lugares que marcaron su infancia, y luego lo invitó a cenar a su casa. Durante el rodaje, el músico estuvo presente en el set, dando espacio al actor pero siempre disponible para asesorarlo.
El resultado ha sido aplaudido por el propio ícono. “Jeremy no intentó imitarme en absoluto. Simplemente se metió en mi mundo interior”, declaró Springsteen. “La cámara captó esas complejidades, y eso fue clave para que el personaje resultara completamente creíble… Hizo un trabajo maravilloso”. La película, que ya tiene sus entradas en venta anticipada, se perfila como una de las grandes contendientes de la temporada de premios.