Budapest se ha posicionado como un centro neurálgico para la postproducción cinematográfica de alto nivel, gracias al prestigioso NFI Filmlab, fundado en 1957 y recientemente renovado con tecnología de vanguardia. Este laboratorio ha sido la elección de directores de renombre como Ildikó Enyedi, Brady Corbet, Yorgos Lanthimos, Pablo Larraín y László Nemes, quienes han confiado en sus instalaciones para trabajos que van desde el procesamiento de negativos hasta la corrección de color y el registro analógico de imagen y sonido.
Durante la filmación de Silent Friend, triptico de Enyedi que competirá por el León de Oro en Venecia, se manejaron más de 65,000 pies de película de 35mm y casi 30,000 de 16mm. La complejidad técnica y la escala de producción hicieron que el laboratorio se convirtiera en un aliado esencial, permitiendo que las decisiones de color y edición se tomaran de manera simultánea al rodaje, optimizando la fidelidad estética del material final.
El trabajo de postproducción en NFI Filmlab destaca por su meticulosidad y experiencia. Según László Kovács, colorista de Orphan, se dedicaron más de 140 horas únicamente a la gradación de color para lograr un resultado final de altísima calidad en 35mm, que combina la riqueza del formato analógico con las posibilidades del procesamiento digital. Este enfoque ha consolidado al laboratorio como uno de los pocos en Europa capaz de ofrecer un servicio completo de postproducción analógica.
Viktória Sovák, directora del NFI Filmlab, destaca la importancia de preservar la tecnología analógica ante la tendencia de renovación digital: “Muchos cineastas siguen eligiendo 35mm y 70mm; el analógico vive un renacimiento. Queremos garantizar que esta tradición y su calidad se perpetúen.” La combinación de experiencia, tecnología avanzada y atención al detalle ha convertido al laboratorio húngaro en un socio imprescindible para los filmes más ambiciosos que buscan brillar en festivales internacionales como Venecia.