Review de ‘La casa de muñecas de Gabby: la película’ por Adrián C. Lanfranco.
La primera adaptación de la aclamada serie de Netflix, con Laila Lockhart Kraner repitiendo su papel de Gabby, nos lleva a San Gatusco, donde la protagonista viaja con su casa mágica de muñecas y sus pequeños amigos felinos para pasar unos días con su abuela Gigi (Gloria Estefan) y recordar los bellos momentos de su infancia. Sin embargo, la casa de muñecas se suelta del tráiler y recorre la ciudad descontroladamente hasta detenerse en un local de productos usados. En ese momento, Vera (Kristen Wiig), una excéntrica mujer amante de los gatos, se lleva la casa a su mansión. Así, Gabby deberá recuperarla junto a sus amigos.
La película combina escenas en live action con secuencias completamente animadas. Durante gran parte del metraje, predomina un exceso de brillo y una explosión de colores muy llamativos. Al igual que en la serie, se ofrece interacción con el público, invitando a los espectadores a ayudar a Gabby a cumplir su objetivo.
Se trata de una propuesta fresca y entretenida, con música de Rosé (Blackpink), Nicky Youre, All-4-One, Jain & Ian Asher, además de canciones originales como Dollhouse World. Más allá de ser una película divertida, también explora el niño interior en los adultos y demuestra que no hay edad para jugar con juguetes.
Sus puntos flojos se encuentran en el personaje de Vera, una amante de los gatos de lo más bizarra, que tiene como mascota a una gata llamada Malena, quien parece tomar decisiones propias. Vera utiliza looks llamativos, incluso pelucas, pero sus chistes no logran conectar ni generar la simpatía buscada. A lo largo de la historia se muestra confundida, sospechando que Gabby y sus amigos tienen vida propia. En las últimas escenas, sin embargo, su personaje gana más presencia, aunque esa sobreexposición no termina de potenciar la trama.