Festi Surfer Rosas: Sugar Tampaxxx en Liverpool Bar

Sugar Tampaxxx por @javiercarrizo_cine

Al igual que un amor que el sentimiento tiene prohibido olvidar, y que por siempre perdura en los recónditos recovecos de la propia existencia, en el más emotivo regreso musical, la nostalgia se apodera de aquellos/as que fueron parte de la mejor escuela de rock de finales de los `90 y de principios de este siglo, en la luminosidad y en el ocaso, de una Ciudad de Buenos Aires siempre asociada a destellantes prácticas culturales. Pero lo que para los “nineties” implica un añorado retorno, para las nuevas generaciones se transforma en la primera vez.

Y es allí donde se fusiona el presente y el pasado, sobre y fuera del escenario, en el aire, en Palermo, y adonde el vértigo musical acompañe una vuelta conmovedora en clave de post punk arrollador.

Sugar Tampaxxx, la agrupación surgida en el verano de 1996, incluyó a Mao (guitarra y voz) quien citó a Carmen (voz), y a Sol (voz y guitarra). Poco tiempo después se sumaron Silvina (bajo) y Cristian (batería). El experimento low-fi punk, se denominó “Punk Doll”. Bajo ese formato y nombre, ensayaron temas compuestos por Mao y Sol, pero también dos covers. Para el otoño de ese año decidieron tocar en público por primera vez, pero sería bajo el nombre de Sugar Tampaxxx, en el mítico El Dorado de Cristian Peyón. Luego de unos meses de girar por el circuito, Cristian dejó la formación, dejándole su lugar a Agustina. Para ese fin de año, grabaron el demo “Casados con hijos”, y luego Carmen abandona la banda, quedando Sol en la voz principal. Tiempo después graban un tema para un compilado homenaje a Pixies y Sonic Youth, hasta que en 1998 Mao y Silvina deciden abandonar el proyecto, incorporándose al mismo, Fernando en guitarra y Pol en el bajo.

Con esa selección de integrantes, suman temas a la propuesta, y luego de ensayos y mucho trabajo, Cristian Aldana les propone grabar el primer álbum, “Adentro”, para Besótico Records. Este ícono del rock nacional, que tuvo la colaboración de músicos invitados en arreglos varios con instrumentos que la banda no exhibía en escena como violín, viola y teclado, fue grabado en septiembre de 1999, aunque recién vio la luz en Octubre del año siguiente. No sólo tenían a una baterista que en su forma de tocar albergaba algo de Moe Tucker, sino que en una sutil influencia de John Cale, Sugar Tampaxxx le rendía tributo a la madre/padre de los influjos.

Tiempo después Ana suple a Agustina en la bata, y de esa manera presentan su flamante disco debut en un Podestá al que concurren 150 personas.

Allí llega mi momento y descubrimiento en la cronología, recuerdo a Ana en el instrumento, fui testigo de esa visceral y radical muestra de talento en el boliche de Pete. Luego vendría la filmación del corte del disco, que durante tiempo se pudo ver en los canales de música que integraban la grilla del sistema de cable, y la sustitución de Pol por Silvina (que regresaba a Sugar en el bajo), y de Ana por Franco en la batería.

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A partir de allí no los solté. Los vi en Cemento, en El Dorado, en El Anexo (hoy en día Cocoliche), en Unione e Benevolenza, en un mítico show en el Showcenter de Haedo, en el Podestá, y para cuando presentaron “The Big Sleep”, en un ignoto espacio de la Avenida Independencia. Nadie mejor que sus integrantes recordarán que otros espacios en los que se presentaron en esa época estoy olvidando. Eran los años en que Gustavo Cerati esperaba entre el público, la salida de Suárez al escenario para seguir presentando “Excursiones” en la Plaza Armenia de Palermo Viejo, en el marco del Festival Buen Día organizado y producido por Amadeo Pasa. Eran los años en que finalmente Dios estrenaba su disco producido y grabado por Gonzalo Córdoba, y editado por Feliz Año Nuevo Discos (FAN). Pero toda esa gloria que embelesaba el under porteño de principios de siglo, y que provenía de los álgidos años ´90, pareció vapuleado por los coletazos de la crisis, y más que nada, por la tragedia de Cromañon. Allí el sueño low-fi, noise, pop, y post punk de la ciudad capital y alrededores, se desmoronó, y dejó sin escenarios a los artistas, y sin público a los antros. A comparación de los otros mencionados, Sugar Tampaxxx se mantuvo, pero las dificultades para seguir desarrollándose incrementaron, y no por nada, “The Big Sleep” fue presentado en un desconocido lugar de la Avenida Independencia.

Salvo algunos ejemplos en particular que me incluyen a mí, y a amigos míos y conocidos como protagonistas, y que no vienen al caso porque la situación amerita otro enfoque, y no que la aproveche para sacar chapa como excusa del suceso que esta semana celebramos, lo que vino después, fueron algunos pocos que se sostuvieron hasta hoy en día como Mujercitas Terror, pero luego, entiendo que lamentablemente la escena perdió coraje, y la esencia del sonido áspero, meticuloso, y con un gran sentido de lo artístico, se desvaneció por completo. Eso que creíamos que sería para siempre, o que alguna vez podría volver a serlo, nunca regresó. Se esfumó como el paso del tiempo, y la escena le dio lugar a otro tipo de propuestas. Cuando en el año 2000 tuvimos la posibilidad de ver a Sonic Youth presentando “NYC Ghosts & Flowers” rodeado de una tormenta eléctrica, en la pista techada del Club Hípico, los que ahí estuvimos viendo el mejor concierto de nuestras vidas, creíamos que eso sería así para siempre, porque en nuestra juventud, todavía no éramos los suficientemente conscientes, como para dar cuenta que las principales víctimas del sistema, éramos nosotros mismos. El detrimento de la vida cultural se llevó nuestros deseos más añorados, y si bien el “rock chabón” no era lo que perseguíamos, los hechos de conocimiento público relacionados a estas prácticas, determinaron que nos quedáramos sin espacios, sin la música que nos movilizaba, y por ende, sin sueños.

En los oscuros y a veces húmedos lugares que recorríamos, no había lugar para bengalas, sino para melómanos que más allá de sostener un pensamiento colonizado, por admirar formas musicales que no estaban suscriptas a tradiciones y/o costumbres argentinas o latinoamericanas, respetaban al prójimo pero también aprendíamos de lo que los demás tenían para ofrecernos a través de sus propias experiencias. Sin poner las manos en el fuego por cualquier situación, algo de ese espíritu pululaba en el underground porteño.

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“Mientras los años locos pasan de largo consumiendo juventud, rebeldía y depresión”, por todo lo dicho y por lo que no fue esgrimido ni considerado, el emotivo regreso no trae solo a uno de los mayores atributos y expresiones artísticas de ese tiempo. La nostalgia cobra sentido en el literal sentido de la palabra, porque al contrario de lo que dice Frederic Jameson, en este caso, el pastiche no eclipsa a la parodia, ya que no hay una necesidad de imitar a nada ni a nadie. En esta vuelta están los mismos,  y recuperan eso que nunca deberíamos haber perdido.

Aunque no sea la primera de las reapariciones (hubo una en el 2010 en el Salón Pueyrredón, y otra en El Especial en 2014), diez años después de la última, en algún lugar sobre el arco iris, donde las aves azules vuelan, se redime y se concreta el gran sueño que no tuvo lugar en su época de origen.

En una salvaje performance que reedita lo mejor de sus dos discos, Sugar Tampaxxx se presenta en Liverpool Bar con entradas agotadas, ante una efusiva platea que recibe inmejorablemente a la agrupación. Para lo que los músicos es un sueño cumplido, para el público que no los vio nunca y para el que ya lo ha hecho pero disfruta rememorar esos gloriosos años, también. Suena “FF”, un grunge rabioso con el que abre su primer disco, y el público estalla en un unísono grito al compás de la vocalista. Le sigue “3 pieces of me”, un post punk en un enclave femenino que se retrae hasta Sleater Kinney, para luego llegar al probable mejor tema de la banda: “Nadie”.

A lo descripto continúan temas como la distorsionada balada “Sad Man”, para quebrar todo tipo de sensibilidades, y “Cama”, la madre de las canciones del grupo. Prosiguen títulos de la segunda placa como  “Hold On”, e “In the Void”, hasta que llega el momento de “Normal” (quizás el más velvetoso de su discografía). La frenética “Iron City” deja sin voz y sin aire a los presentes, y “Broken Woman” da un respiro y ameniza la calurosa velada. El esperado hitazo “Adentro”, coloca a flor de piel las emocionalidades, y empieza a transitar un final, que se destaca con temas como “Sugar Scar”, “You Make Me Wanna Die”, y “The honey pie song”.

Lo que significaba un único retorno ahora ya son dos: la banda compuesta por Sol Sánchez, Fernando Cenzabella, Carolina Forcinitti, y Mauh, se presenta el domingo siguiente a la vuelta del mito, en Stummer Bar (Godoy Cruz 1631, CABA). Y si, los tickets volaron, y las localidades están agotadas nuevamente.

¿Se imaginan que maravillosa existencia tuviéramos si Sugar Tampaxxx tocara todos los domingos?

Junto a Con Pochoclos lo disfrutamos muchísimo, y este próximo domingo haremos lo propio, para continuar seducidos por este verdadero gran sueño hecho realidad, que le devuelve a la cultura de este país, eso que nunca se debió negarnos.

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