Esta crítica no contiene spoilers
Te pido un taxi describe con una muy clara exactitud como son la gran mayoría de chicos al momento de usar el truco del canchereo para tener relaciones sexuales con la cantidad de chicas que el “condecorado” pida. Obviamente esto a fin de cuentas es una comedia, pero sigue sucediendo en nuestra sociedad actual, tanto adultos como jóvenes, chicas y chicos, etc.
Pero estamos en una ficción, y lo que la ópera prima de Martín Armoya logra es fascinante, a medias, pero lo suficiente como para que la película en su gran totalidad funcione. Principalmente, como mencionaba arriba, la historia tiene cierta crítica social (de manera indirecta) al cómo son las “relaciones” hoy en día y la muestra coherente y concisa de lo vacío que se sienten las personas al hacer estas acciones. A fin de cuentas, no se sienten “llenos” y siempre buscarán más y más.
Obviamente, al tener a la comedia como género predominante en el film, las situaciones estarán un poco exageradas, pero así como algunas de ellas no funcionan, otras son realmente muy divertidas. Además, el tiempo se pasa volando, la película no llega ni a la hora y media de duración pero la trama es bastante cumplidora en ese sentido.
Aún así, lo mejor de todo el film es el elenco, no los protagonistas (Nicolás Riera e Inés Palombo), sino el resto de los secundarios y los que aparecen durante muy poquito tiempo. Es complicado de explicar, ya que los principales son los que deberían sobresalir por encima de los demás o al menos, poder tener una cierta química para elevar las escenas románticas o chistosas en la que se encuentren, pero lamentablemente sucede en muy muy pocas ocasiones. Al contrario de los demás personajes, por ejemplo los interpretados por Julieta Cayetina, Marcelo Sein, Julián Larquier Tellarini, entre otros; donde se destacan realmente y se roban el show en las escenas que aparecen.