Artistas de todo el mundo ayudaron a llevar a la vida el mundo visual y sonoro de ‘TÁR’

Del guionista, productor y director Todd Field llega TÁR, película protagonizada por Cate Blanchett como Lydia Tár, la precursora directora de una importante orquesta alemana.

Artistas de todo el mundo ayudaron a llevar a la vida el mundo visual y sonoro de TÁR a través del diseño de producción, la fotografía, el diseño de vestuario, la edición y la música original en locaciones de Berlín, la ciudad de Nueva York y el sudeste asiático. Los escenarios interiores incluyeron salas de concierto, hoteles, restaurantes, la casa de la infancia de Tár, su viejo departamento en Berlín y la casa brutalista que ahora comparte con su compañera y su hija. Field y su equipo sembraron un mundo específico para este personaje; un mundo de refinamiento y exclusividad que, a lo largo de la película, se cierne sobre Tár mientras ella lucha por sobrevivir en este mundo meticulosamente ordenado.

Mucho antes de iniciar la preproducción, Field se reunió con el diseñador de producción Marco Bittner Rosser. “Marco asumió sin miedo muchos desafíos de diseño. El primero, encontrar una orquesta alemana con una sala de conciertos estilo viñedo que permitiera a un equipo de rodaje no solo invadirla, sino adueñarse de ella y de todos los que estuvieran dentro del lugar de forma significativa. Marco y nuestro coproductor Sebastian Fahr-Brix se hicieron cargo de esta tarea, y lograron convencer a la Filarmónica de Dresde de que al menos considerara la posibilidad. Fue una negociación larga, y reconozco que un poco desesperada. Pero sin Marco, Sebastian y Uwe Schott, de X-Filme, esto nunca habría ocurrido”. Continuó diciendo:

“La sala de conciertos de Dresde apenas llevaba 18 meses en funcionamiento cuando nosotros llegamos. Al igual que todas las salas de concierto de estilo viñedo, la de Dresde era obra del creador de este diseño, el arquitecto Hans Scharoun. Solo nos permitieron el acceso a la sala de conciertos. Todas las áreas entre bastidores y las oficinas de la orquesta estaban prohibidas. Por ello, Marco diseñó las oficinas de entre bastidores, los pasillos, los espacios públicos, etc., con el espíritu y la estética de Scharoun. La capacidad de Marco como diseñador es impresionante, así como sus habilidades logísticas. Al igual que nuestras otras áreas creativas clave, dirigió tres equipos diferentes en tres países”. 

Para una producción que requería tal destreza, Field contrató al director de fotografía Florian Hoffmeister para la iluminación de la película. “Había visto el trabajo de Florian en la serie producida por Ridley Scott de la novela de Dan Simmons The Terror, dirigida por Edward Berger. La calidad de la iluminación de Florian en ese proyecto, especialmente de las caras, fue impresionante. Para TÁR tuvimos mucha iluminación, lentes y pruebas de cámara. Hicimos esto de forma intermitente durante dos meses. Buscábamos algo neutral y no demasiado bonito. Al final nos asociamos con Arriflex, que construyó lentes a la medida para nosotros y un sistema de emulsión de impresión personalizado que ahora integran en todas sus cámaras. Florian sabía que tendríamos desafíos y limitaciones específicamente en la sala de conciertos, e hizo hasta lo imposible para asegurarse de que nunca nos faltara nada, y de que Cate recibiera todo el apoyo posible”.

La diseñadora de vestuario nominada al Premio de la Academia Bina Daigeler (All About My Mother, Volver) se unió a la producción en una etapa temprana para ayudar a que Blanchett encontrara a Lydia Tár. “La relación con quien diseña el vestuario y realiza el proceso de pruebas y ajustes del mismo tiene una enorme importancia, y es donde puedes observar lo que el público va a ver en términos del personaje y de la forma en la que se mueve por el mundo”.

Daigeler también ayudo a coordinar el vestuario y la utilería para el rodaje en la ciudad de Nueva York, tres meses antes de que iniciara la fotografía principal. “Además de su gran habilidad para el diseño de vestuario, Bina es una genia en lo referente a locaciones, sets, y hablando con total franqueza, con la gente”, anota Field. “Tiene un don particular para generar una atmósfera que hace que la gente deje su zona de confort y vaya más allá. Todos los departamentos se vieron beneficiados con su talento y sus generosos consejos”.

Field ya conocía a la editora Monika Willi de un proyecto cinematográfico anterior, en el que finalmente él no continuó trabajando. Famosa por sus colaboraciones con Barbara Albert, Michael Haneke y Ulrich Seidl, la reputación exigente de Willi es bien conocida en el mundo del cine europeo.

“Cuando empezamos a editar TÁR, en Londres había empezado otro confinamiento, así que nos vimos obligados a instalarnos en un convento del siglo XV en las afueras de Edimburgo”, relata Field. “Monika es extremadamente disciplinada y posee un sentido del rigor poco común, que es precisamente lo que requería esta película. Allí no había mucho más que hacer que editar y pasear por los senderos y los setos, así que durante siete días a la semana eso fue precisamente lo que hicimos. Estábamos lejos de nuestras familias, y si bien fue algo desafiante, hizo que aflorara un sentido de compromiso hacia el material que no habría sido posible conseguirlo de haber estado trabajando en Londres. Mona hizo enormes sacrificios personales al estar lejos de su familia durante seis meses, hasta el final de la posproducción. Realmente tuve la suerte de contar con la colaboración de una artista tan dedicada y talentosa para esta película”.

CREADORES DE MÚSICA

A la compositora ganadora del Premio de la Academia Hildur Guðnadóttir (Joker) le encargaron la desafiante tarea de componer la música original de una película que no solo trata de la música y la creación de la misma, sino que presenta interpretaciones en vivo de varias obras clásicas. El planteamiento de Guðnadóttir al componer la música original de TÁR fue que ésta no sobresaliera. “Esta es una película sobre gente que hace música y para Hildur era importante que no pusiéramos, como se dice, un sombrero encima de otro sombrero”, comenta Field. “Su enfoque para componer la música original de nuestra película fue explorar su interés por la frecuencia, el ruido y no quedarse atrapada señalando algún aspecto en la película. Su trabajo es sutil y discreto por una buena razón”. 

Guðnadóttir dice que trabajar en el proyecto fue un proceso de colaboración emocionante desde el principio. “Todd está muy abierto a recibir ideas de sus colaboradores, así que nuestras conversaciones fueron realmente encantadoras”, comenta. “Mientras él estaba haciendo la búsqueda de locaciones, nosotros nos reuníamos para repasar el guion, las locaciones, el proceso de la composición de la música, lo que imaginábamos que ella estaba escribiendo, cuáles serán sus influencias, su ritmo, etc. Yo escribí la pieza que toca el cuarteto inicial tomando como base esas conversaciones antes de que empezaran a filmar la película”.

En total, la producción requirió cuatro bandas de música en pantalla, en cuatro países diferentes. En primer lugar, la Orquesta Sinfónica de Berlín de Tár. “Había una regla en cuanto a los músicos”, señala Field, “y era que nunca debían sentirse como una banda contratada para tocar, o como extras. Tuvimos dos días de sesiones de casting con la orquesta para ver si podíamos elegir entre ellos a quienes interpretaran los papeles de Gosia y Knut. Esperábamos que cinco o diez músicos estuvieran interesados. Vimos a 40, y la mayoría eran buenos. Dorothea Plans Casal (GOSIA) y Fabian Dirr (KNUT) fueron sobresalientes”.

“Podría haber sido incómodo para ellos ganar estos papeles entre los demás intérpretes. Pero los músicos, al igual que los actores, están acostumbrados a hacer audiciones y los músicos de este nivel se enfrentan de forma saludable al rechazo. Con ese espíritu se ofrecieron para trabajar de otras maneras en la película hasta que la terminamos. Esto implicó manejar desde Dresde hasta Berlín para caminar por un pasillo, servir un vaso de agua o ser visto en el fondo de una sala de ensayos. El compromiso de estos intérpretes creó una atmósfera tanto para el elenco como para el equipo de producción, que permitió una significativa colaboración interdisciplinaria en la que tuvimos la oportunidad de aprender unos de otros”.

El concertino de la Orquesta Filarmónica de Dresde, Wolfgang Hentrich, se involucró con la producción y se puso a disposición de Nina Hoss, asesorándola en el trabajo de concertino y actuando también como su compañero de escritorio durante el rodaje. Se entregó por completo a los cineastas. “Tuvimos mucha suerte de colaborar con un artista como Wolfgang”, dice Hoss. “Su posición dentro de la orquesta no es para los pusilánimes. Por razones prácticas y políticas, no es raro que alguien con su trabajo sea distante e impenetrable. Sin embargo, Wolfgang es un verdadero entusiasta y le encanta enseñar. Entre otras cosas, él es el director de la principal orquesta juvenil de Alemania —una sustituta de la Orquesta Juvenil de Moscú de Olga— y él se mostró disponible para hacer lo que fuera necesario en nuestra producción”.

“Nunca olvidaré el momento cuando Cate empezó a dirigir la orquesta y yo tocaba el violín al lado de Wolfgang, y de repente, formábamos parte del cuerpo de una orquesta —es un momento muy poderoso cuando no eres una profesional de la música”, relata Hoss. “Los músicos de la Filarmónica de Dresde sabían muy bien lo que hacían y cuán hermoso es crear música noche tras noche en el escenario. Es posible que en cierto punto olvides el poder de la música porque tienes otras cosas que hacer como llevar a los niños a la escuela, pero ninguno de los que estábamos actuando en TÁR olvidó jamás la belleza de lo que se siente ser parte de esta profesión, aunque sea de manera temporal”.

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OTRAS COLABORACIONES

Se ha hablado mucho del trabajo de etnomusicología de Lydia Tár en la Amazonia Oriental en la comunidad Shipibo-Konibo, en las orillas del río Ucayali. Los cineastas querían tener una colaboración significativa con su cultura chamánica y sus artistas. La primera música que se escucha en la película es un icaro interpretado por la chamana Elisa Vargas Fernández. El diseñador de sonido de TÁR mandó a su sobrino, Zackiel Lewis-Griffiths (graduado de la Escuela de Estudios africanos y orientales de la Universidad de Londres, y un etnomusicólogo en ciernes) al Ucayali para grabar a Mama Elisa cantando un icaro original que ella ofreció a la película.

Los cineastas también contrataron al fotógrafo de la comunidad Shipibo-Konibo David Diaz Gonzales para que fotografiara un ritual de la familia Gonzales, que posteriormente incluiría a Tár.

HACIENDO OTRA MÚSICA

Además de las obras clásicas interpretadas en la pantalla y la música original de Hildur Guðnadóttir, hay dos grabaciones estándar de jazz que Field puso específicamente en el guion. “Las personas que hacen música a menudo escuchan activamente otros géneros en casa para darse un respiro del trabajo”. 

La primera, titulada Lil’ Darlin’, era una pieza que Field tocaba con su banda en la universidad. La composición y los arreglos de la grabación final estuvieron a cargo de Neal Hefti, para la Count Basie Orchestra. Esta pieza se escucha en el set durante la primera escena entre Tár y Sharon, cuando el corazón de esta última late a toda velocidad y Tár usa el sonido como una forma de retroalimentación biológica para reducir la velocidad “a 60 pulsaciones por minuto”. 

La segunda, Here’s That Rainy Day, de Jimmy Van Heusen y letra de Johnny Burke, la escuchamos en la segunda escena en casa donde están Sharon y Tár. La grabación de la pieza que quería Field estaba en el álbum titulado 21 Trombones featuring Urbie Green, y es una leyenda para los trombonistas. Desafortunadamente, los derechos de sincronización eran confidenciales. “Esto fue desquiciante en dos frentes: primero porque este es un álbum muy importante que debería estar disponible para el público; y segundo, por una razón más egoísta, yo realmente sabía que esa era la mejor pista para esta escena”, dice Field. “Se grabó en Nueva York en 1967 con los mejores trombonistas del siglo XX y no es algo que ninguna persona en su sano juicio, y menos un trombonista, sugeriría que se pueda replicar”.

Lucy Bright, la supervisora musical de TÁR, encontró a esos “locos” que ya lo habían intentado: un grupo holandés conocido como The New Trombone Collective. Bright, Field y Monika Willi se subieron a un avión con destino a Holanda para grabarlos como los 20 trombones que acompañan al solista. “Pero el solista tendría que tocar como Urbie Green”, explica Field, “y eso es como pedirle a alguien que actúe como Brando, sin importar su nivel de actuación, cuando solo hay un Brando”. 

Field llamó a un antiguo compañero de su banda, Ben Wolfe, quien por cuatro años estuvo de gira con Harry Connick Jr. y Wynton Marsalis para ver si le podía dar algunas ideas. “Ben me dijo que el intérprete que yo buscaba era mi antiguo maestro Jeff Uusitillo y yo sabía que él tenía razón, pero no había hablado con Jeff en cuarenta años. Lo llamé, pero él había dejado de tocar el trombón durante la pandemia para dedicarse a la pintura abstracta. Jeff me dijo que la persona que yo quería estaba en Canadá: el gran Al Kay”.

Kay estuvo feliz de hacerlo. Bright le envió las pistas desde Holanda. Kay tocó el solo exactamente como lo haría Green, “¡y en una sola toma!”, sonríe Field. “Reto a cualquiera, incluso a mí, a que escuche la diferencia entre la grabación de 1967 y la que grabamos la semana pasada”.

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ÁLBUM CONCEPTUAL

En julio de 2022, Blanchett, Guðnadóttir, Kauer y Field trabajaron durante dos fines de semana en Abbey Road Studios grabando la música para un álbum conceptual que nació de las conversaciones entre Guðnadóttir, Natalie Hayden y Mike Knobloch en Universal music, y el equipo creativo del sello discográfico Deutsche Grammophon. 

Tiene un doble concepto, y el primero va unido a un objetivo de Lydia Tár. Un vistazo al arte de la portada de este LP bastará para entender que sí, que en algún universo paralelo, Lydia Tár pudo finalmente convencer a la gente del sello discográfico DG para que creara un vinilo completo adornado con su imagen imitada de Claudio Abbado. 

La segunda parte del concepto es que los temas, al igual que la película, pretenden invitar al oyente a experimentar el desorden involucrado en el proceso de creación de la música. En este caso se incluye tres bandas diferentes y a sus directores: Blanchett (como Lydia Tár) en el ensayo de la 5a. Sinfonía de Mahler, dirigiendo la Filarmónica de Dresde; Guðnadóttir dando instrucciones a Robert Ames, quien dirige la Orquesta Contemporánea de Londres; y finalmente, Natalie Murray Beale dirigiendo la Orquesta Sinfónica de Londres. Como nadie había producido nunca un álbum como éste, tendría que ser audaz y contener muchas “primicias”, dice Guðnadóttir.

Una de esas primicias es Sophie Kauer haciendo su debut profesional, interpretando el Concierto para chelo de Elgar acompañada por la Orquesta Sinfónica de Londres. La primera vez que se grabó este concierto lo interpretó Beatrice Harrison para la (entonces completamente masculina) Orquesta Sinfónica de Londres, dirigida por el propio Elgar. El personaje de Kauer en la película, Olga Metkina, se inspiró en la grabación seminal que Jacqueline du Pré hizo de esta pieza. “Para Sophie esto fue un sueño hecho realidad”, señala Blanchett. “Ella estaba grabando en el mismo estudio y con la misma orquesta que du Pré en 1965”.

El disco comienza con Hildur Guðnadóttir cantando el tema de la composición que Lydia Tár compone en la película, y termina con Elisa Vargas Fernández cantando un icaro que pretende ser una grabación de campo realizada en el Amazonas por Tár en 1990.

Field relata que “aunque estuve presente en estas grabaciones, escucharlas ahora me parece algo de otro mundo. Como dicen, no puedes repetir la misma experiencia dos veces. Es emocionante poder asomarse por la cortina y observar la energía y la fuerza creativa que producen estos artistas cuando están en su proceso. Es algo raro, y sí, es una ‘primicia’, y estoy muy contento de que este LP exista en el mundo paralelo de nuestra película, pero aún más en el mundo en general. Fue un reencuentro feliz después de no vernos durante seis meses. La película estaba terminada, y todos pudieron  disfrutar de hacer algo de ruido”. 

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