‘No te preocupes cariño’: Así fue el rodaje y post-producción de la película

Victory ofrece cosas que el dinero no puede comprar.

Cualquier director encargado de una producción con tantas partes móviles como “No te preocupes cariño” hubiese considerado que el reto era grande. Para Olivia Wilde, producir, dirigir y protagonizar la película ofrecía múltiples capas y facetas que requerían de toda su atención… un auténtico reto al que entró de frente, pero que inicialmente resultó más fácil de decir que de hacer (literalmente).

Wilde confiesa: “Lo más difícil para mí fue decir ‘corte’ en personaje, especialmente cuando era mi primer plano. Recuerdo que el primer día fue como, ‘…¿corten?’ Definitivamente, mejoré con el tiempo. Recibí algunos buenos consejos de cineastas que habían hecho ambas roles antes. Uno de ellos fue que, como director, tu equipo es tu familia…  y mi equipo era increíble. Con Matty y Scott Sakamoto al mando de la cámara hubo una gran conexión con ellos, como una especie de confianza en mi cerebro. Mantener eso y al mismo tiempo desarrollar esa relación con los actores fue como ser multilingüe, en cierto modo. Fue un gran reto, pero muy divertido. Reconozco que es difícil dirigir con una peluca ajustada y ropa ceñida de los años 50. Me sentí mal por el equipo de peluquería y maquillaje: intentaban seguirme constantemente para retoques y yo no paraba de moverme. Consiguieron trabajar muy bien sobre la marcha, pero debió de ser frustrante para ellos. Matty tenía una lista de los días en los que no actuaba ante la cámara y decía que esos eran los días buenos, porque era cuando podía salir con ellos en ropa deportiva”.

Para el compromiso de hacer de “No te preocupes cariño” en película, Wilde eligió a Libatique tras su reciente colaboración en el rodaje de un anuncio en Nueva York. Él cuenta que, “Olivia ya tenía una visión clara de cómo quería que fuera el filme. Fue realmente maravillosa al hacerme entender el sentimiento y el ambiente; además, ambos compartimos las influencias de Slim Aarons y [el fotógrafo] Alex Prager. Me resultó muy fácil entender lo que quería. Por regla general, no paso mucho tiempo pensando en cómo quiero que sea la película, más bien uso mi tiempo para entender cómo debe ser la película”.

Wilde continúa: “Tenía muchas ganas de trabajar con Matty —uno de mis colaboradores favoritos y uno de mis directores de fotografía preferidos— porque entiende muy bien el lenguaje visual, la forma en que se mueve la cámara, que tiene mucho que ver con las suposiciones que hace el público y el tono que se crea a través de la cinematografía. Es creativo y entusiasta, y un narrador apasionado”.

Los dos miraron películas que les inspiraron dentro del género —como “El bebé de Rosemary”, “Vértigo” y una que le valió a Libatique varios premios y una nominación al Oscar, “Cisne negro” —con un enfoque específico en crear un mundo subjetivo y visceral que llevara al espectador al interior de la experiencia de Alice. 

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Para Libatique, el propósito fue encontrar cómo servir mejor a la colaboración artística que originó Victory. Afirma: “Más allá de entender lo que quería Olivia, necesitaba sentarme con Katie Byron y Arianne Phillips. Cada uno de quienes participaron en esta película tenían una visión determinada de su oficio específico. El estilo de la película ya estaba delante de la cámara; mi trabajo era hacer que esta realidad elevada fuera aceptable como realidad”. 

“Una de las cosas que me gusta de crear el lenguaje de una película”, continúa Libatique, “es la elección de las lentes que ocuparemos. No quería que la película pareciera artificial, sino hacer sentir que esos vestidos y esas personas existeron en un lugar real. Elegí las lentes Blackwing porque sabía que no eran demasiado nítidos y que tenían una especie de aberración y destellos. Para ciertas escenas en el desierto, Sigma hace estas lentes que tienen poco contraste y crea reflejos fenomenales, lo que realmente expresa la desolación y el calor. Por último, a la hora de iluminar una escena, intenté mantenerla en un lugar que pareciera más fotoperiodístico. Intenté alejarme del tipo de luz perfecta y preciosa sobre alguien. Como había tanto estilo puesto en los sets, el vestuario, los trajes, el pelo, el maquillaje… la luz tenía que ser real. En cierto modo, acabé haciendo lo menos posible, sólo traté de crear esta realidad”.

Los actores tuvieron muy pocos problemas para crear su realidad, familiarizaron enseguida con los demás. Timothy Simons recuerda: “El grupo conectó muy rápidamente y hubo una atmósfera de respeto y confianza. Todo el mundo se sentía muy cómodo con los demás, y eso es mérito del liderazgo de Olivia. La facilidad con la que nos relacionamos también se debe al guión de Katie, porque todos confiábamos plenamente en el material”. 

La primera locación de la producción comenzó en una fría mañana de otoño. La piscina de un complejo turístico de Palm Springs se transformó en el country club de Victory, habitado por Pugh, Wilde y Chandler en traje de baño.

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Silberman recuerda una imagen impactante de ese día: “Olivia, como Bunny, llevaba este increíble traje de baño, con su hija real, Daisy, que interpreta a su hija en la película y que también estaba junto a la piscina. Olivia estaba tumbada en una silla diciendo todas estas increíbles frases, muchas de las cuales se inventó, porque también es una gran escritora. Luego, cogió a Daisy y salió corriendo del plató en el DIT, mirando a la cámara y señalando lo que le gustaba o lo que quería cambiar. Recuerdo que evoqué la imagen tan específica que tenía de niña de cómo era un director… probablemente algo así como un tipo de 40 años con gorra de béisbol, gafas y barba. Entonces, pensé, ‘Esta es ahora nuestra imagen de un director’. Pero en este proyecto fue muy divertido ver cómo Olivia se explayó en lo que es brillante y ver cómo lo hace todo al mismo tiempo”.

Posteriormente, la producción se trasladó a la locación para filmar la velada en el patio trasero de Frank y Shelley, con tomas en la casa y alrededor de la piscina de la fotografía de Slim Aarons que tanto influyó en Wilde y Silberman: la casa Kaufmann. A Pine le pareció que el escenario encajaba perfectamente con su personaje: “Tienes esta arquitectura modernista, hermosa, de líneas limpias… con el conocimiento de que fue uno de los logros más importantes de su clase. En el fondo están las montañas y el desierto, que son tan escarpados y crudos, y esa yuxtaposición se capta de forma tan bella. Hay una limpieza en las líneas de mediados de siglo. Luego una destilación del uso y la practicidad que se encuentra con la belleza. Después hay un esfuerzo por construir dentro de la naturaleza y con la naturaleza, y creo que eso habla de mucho de quien es Frank. Tiene textura e intensidad, color y vitalidad, sexualidad y sensualidad. La hierba es realmente verde y las piscinas son verdaderamente azules. Para mí, y creo que para el público también será así, hay muchas cosas para enamorarse en esa época y en ese lugar”.

La camaradería de las parejas de “No te preocupes cariño” es evidente, incluso en el lugar en el que eligen vivir: uno a lado del otro en una calle cerrada. El director de locaciones, Chris Baugh encontró la perfección suburbana en Canyon View Estates, la comunidad planificada que se desarrolló en 1962. Experimental y vanguardista para su época, los propietarios debían cumplir una serie de normas específicas que prohibían las ampliaciones y limitaban los colores de la pintura exterior, entre otras cosas. Para Baugh, esto fue un regalo, ya que se consiguieron casas perfectas para la época con un diseño brillante, repletas de techos abovedados que permiten la entrada de la luz del desierto.

Silberman recuerda: “Filmar esos días fue muy divertido porque casi todo el reparto estaba allí. Pudimos vivir la experiencia de cómo sería el pueblo de Victory con estas diez personas en sus jardines charlando entre ellas y pasando el rato. Fue realmente maravilloso ver y sentir cómo serían esos días ‘normales’ y tener una idea de por qué era un lugar donde todo el mundo querría vivir. ¡Hasta yo quería vivir allí!”.

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La atmósfera que se estableció desde el principio ayudó al reparto a entrar en personaje, lo que Wilde fomentó en beneficio de la película. Layne reflexiona: “Lo que más disfruté fue la posibilidad de probar cosas completamente nuevas. Creo que a veces encuentras una manera muy favorable de hacer algo, una aproximación buena para hacer la escena, al grado de que eso se convierte en la escena. Pero trabajar con Olivia te da la oportunidad de encontrar múltiples tomas de la escena, lo que es una sensación grandiosa. Sobre todo para mí, que vengo del teatro y que estoy muy acostumbrada a ensayar y a jugar y a probar un montón de formas distintas”.

Los interiores de la casa de Jack y Alice se rodaron en escenarios sonoros de Santa Clarita, California; Pugh y su protagonista masculino también se beneficiaron de su relación instantánea. Pugh relata: “Es muy emocionante cuando hay una conexión divertida con alguien y, tal vez, también fue el hecho de tener conmigo a un compañero británico en el set después de haber estado fuera de casa durante tanto tiempo. Me sentí como si tuviera un viejo compañero de colegio cerca y, por esa razón, el primer momento de ensayo fue tan emocionante, porque estábamos siendo gremlins juntos, esencialmente”.

Styles devuelve el cumplido: “Florence tiene mucho talento y es increíblemente fácil trabajar con ella. Le inyectó mucha vitalidad a Alice. Soy fanático de su trabajo y, cada vez que tengo la oportunidad de trabajar con gente tan talentosa, me siento muy afortunado. Florence aporta magnetismo al personaje de Alice, que hace que el personaje te caiga bien a la primera… algo primordial para el rol. A Florence no le gusta hacer las cosas a medias y fue muy divertido verla trabajar y aprender de ella”.

Una conversación tensa durante una cena entre Pugh y Pine ofreció un reencuentro para los dos actores, quienes trabajaron juntos en “Outlaw King”. Pugh comenta: “Volver a estar juntos y hacer de adversarios fue muy emocionante. Es un actor con quien me siento muy segura, haga lo que haga. No importa el movimiento que yo realice, él siempre lo responde… y esa es una sensación tan emocionante, cuando estás totalmente seguro con alguien y confía en ti tanto como tú en él”.

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Wilde considera: “Conozco a Chris desde hace tiempo por lo que, en cierto modo, hay este sentimiento que los actores que dirigen películas de estudio tienen, como si los compañeros de celda hubieran tomado el mando. Fue estupendo tener a alguien que me conocía desde que empecé esta carrera para decir: ‘Míranos. Ahora estamos aquí y podemos ocupar las herramientas y jugar con ellas como siempre hemos querido’”.

Silberman señala que Frank se alimenta de la confrontación: “Esa clase de confianza tiene el poder de desarmar con mucha facilidad y detona una batalla tan interesante entre los dos… porque él era bastante imperturbable, hasta cierto punto. Además, es divertido ver cuando una persona imperturbable repentinamente se pone un poco nerviosa”.

De una pequeña cena, la producción se convirtió en una ruidosa cena con baile de etiqueta y se trasladó al centro de Los Ángeles y a un espacio en el atrio del histórico edificio Oviatt, originalmente construido como una mercería de primera categoría, que ahora es el Cicada Restaurant & Lounge. Este lugar de ensueño —incluido en el Registro Nacional de Lugares Históricos— se construyó en el apogeo del Art Decó, en 1928, un año antes de que las consecuencias de vivir en la burbuja de los locos años 20 hicieran que todo se viniera abajo.

La velada es la fiesta anual que Frank organiza para agradecer los esfuerzos de los hombres de Victory y sus esposas: “Un recordatorio de quiénes somos”, dice Frank en su apasionado discurso desde el escenario. Las referencias intencionales de Wilde fueron reuniones históricas concretas para evocar el verdadero ambiente de la ‘celebración’ y dice: “Quise que ésta fuera la escena en la que vemos a Frank con su ego a su máximo esplendor y más cerca de su tipo de histeria; sujeta hábilmente a su público y crea, poco a poco, un fervor, que los manipula en esta locura colectiva. Es un tipo de energía muy oscura y específica; nuestras referencias visuales fueron los mítines del partido alemán en los años 30.

“Chris Pine generó toda esa atmósfera sin que hubiera nadie en el set, debido a los protocolos Covid”, subraya Wilde. “Cuando terminamos la escena [en postproducción] vemos una sala llena de cientos de personas gritando, pero durante la filmación él imaginó todo. Chris me dejó sorprendida en ese momento; fue una de las muchas veces que me quité los audífonos asombrada por su actuación. Es increíble. Siempre he sabido que es un gran actor, pero su entrega para esa escena fue increíblemente aterrador y brillante; además, es un colaborador que me apoyó todo el rodaje”.

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La velada también da espacio para que Shelley tenga un momento propio. Chan describe: “Es un asunto decadente. Shelley tiene un regalo, o una sorpresa, para Frank: una hermosa artista de burlesque que hace un striptease y acaba desnuda dentro de una copa de martini —con una maravillosa interpretación de la grandiosa Dita Von Teese. ¿Qué más puede querer un hombre? ¿O una mujer? Fue una escena muy divertida de filmar”.

Pine dice: “La gente es hermosa, Dita Von Teese es hermosa, el espectáculo de burlesque es hermoso. Todos la pasan muy bien. Gritan y aplauden. Beben alcohol. Festejan. Pero, debajo de algo tan ostensiblemente genial y divertido hay un verdadero trasfondo de rabia”.

El diseñador de la producción afirma: “Evidentemente, era el momento de abrazar la romantización del glamour y la cultura de Hollywood. Quisimos que el ambiente se sintiera como el evento más divertido y emocionante, cálido y acogedor para luego romperlo con la rutina de baile de Dita y el cambio de vibra en el lugar con el discurso de Frank”.

Pero Von Teese no es la única intérprete en la celebración: Styles también muestra su destreza en el baile de tal cuando Frank llama a Jack para actuar. El actor trabajó con la coreógrafa Denna Thomsen durante las semanas previas al rodaje de la escena. Según Styles, “fue como un pequeño reto extra, además de hacer la película y fue genial poder aprender algo diferente. Fue muy divertido”.

Para Pugh, la secuencia caleidoscópica demostró ser el epítome de la colaboración y el logro artístico de la producción: “Llegar a una película como ésta fue muy emocionante, porque tiene atractivo sexual, colorido, vestuario increíble y un gran reparto, pero también fue intimidante, porque todos en esta película deben entregar su mejor actuación sin medias tintas, sino todo al 100% y fue realmente increíble y emocionante ver a todo el mundo hacerlo, especialmente a nuestro talentoso y comprometido equipo. Trabajaron muy duro en un momento difícil por Covid, y bajo una inmensa presión debido a las locaciones y a lo apretado del calendario. Genuinamente, fueron el corazón que hizo que esta película siguiera adelante. Hay que tener mucha pasión para querer seguir adelante, especialmente cuando el mundo que te rodea es tan problemático y caótico”.

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Ese vínculo de confianza fue clave en la ejecución de la secuencia filmada en el lecho de un lago seco en Newberry Springs, California, en una dramática escena de persecución en la que Alice se dirige a la sede del Proyecto Victory (una joya creada por el arquitecto Bissner en 1968, la casa Volcano, creada a partir del centro de visitantes de la central nuclear de San Onofre, California). 

La persecución permitió a Pugh ponerse al volante y hacer algunas de las escenas de acción. La coordinadora de acrobacias, Tracy Keehn Dashnaw recuerda: “Fue estupendo dedicar tiempo a Florence y conducir con ella, porque está dispuesta a todo. Tenía muchas ganas de conducir. Nos pudimos tomar un tiempo y salir a jugar con el Corvette para que se sintiera cómoda”.

Libatique recuerda: “Cuando Olivia y yo hablábamos de hacer la secuencia de acción, le pregunté: ‘¿Qué esperas de esto? Me dijo: ‘Quiero que sea una secuencia de acción muy dura’. Yo solo pensé: ‘No hay un director de segunda unidad. Sabes que lo vamos a hacer, ¿no?’ Empezamos a trabajar con referencias por tres semanas: ‘Deberá trasladarse de aquí hasta acá. ¿Cuántos eventos quieres? ¿Cuántos bastidores quieres?’. Tuvimos cierto número de días para planear y debimos estar de lo más organizado, pues no hubo lugar para improvisación. Todo lo que Olivia quería era el resultado final… y lo conseguimos, mientras que también nos divertimos mucho en el proceso”.

Sobre su protagonista, Wilde afirma con entusiasmo: “Por un lado está el personaje que escribes e imaginas y por el otro, la reacción química de ese personaje que se fusiona con el actor y su pasión. Lo que ocurrió en este caso fue que Florence dio vida a esta heroína increíblemente poderosa, que está en pantalla el 99% del tiempo y es convincente desde el inicio y hasta el último fotograma de la película”.

Yoon comenta: “Casi siempre es mucho más complejo y desafiante rodar en lugares únicos y con historia. En nuestro caso, ya fuera la necesidad de preservar la delicada estructura y la historia de la casa Kaufmann con un reparto y un equipo de cientos de personas; o los problemas logísticos de escalar una pequeña montaña de roca volcánica con equipos pesados en el calor aplastante del verano desértico para llegar a la casa Volcano; o capturar de alguna manera una fiesta estridente y llena de gente con un número dramáticamente limitado de extras en los primeros días de la pandemia, no fue una hazaña sencilla. Dicho lo anterior, siempre es estimulante rodar en localizaciones que no sólo añaden alcance e interés visual a la pantalla, sino que también elevan y marcan la historia, como fue el caso de nuestras locaciones. Eso es un testimonio de la visión de Olivia, con la brillante ayuda de nuestro increíble director de locaciones, Chris Baugh”.

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Para montar y completar la visión de la película, Wilde recurrió al editor Affonso Gonçalves, al compositor John Powell y al supervisor musical Randall Poster.

Wilde comenta: “Sabía que esta película era realmente interesante desde el punto de vista editorial, pero también un reto. Sabía, mientras la rodamos, que hubo elementos de la historia que resultarían distintos al guion. Las interpretaciones fueron tan asombrosas que pensé: “Esto será difícil, porque querré que aparezcan todos los cuadros’. Finalmente, mi editor, Affonso, es un narrador tan bueno, un buen compañero y tan buen oyente cuando divago: ‘Esto es lo que significa, esto es lo que podría ser, esto es lo que ella siente en ese momento…’ Tomó todo y encontró la manera de incorporar varios matices diferentes dentro de una escena, para despistar o ayudar al espectador. En última instancia, lo que quieres es mantener al público atento hasta el final de la línea, sin darle ni mucho ni poco. Toca encontrar ese equilibrio y Affonso fue muy valioso para ese proceso”.

En lo referente a la composición de la música original, el compositor Powell vio primero el montaje sin sonido, sólo con los diálogos; luego lo escuchó con música provisional. Wilde recuerda: “Me dijo ‘esta película es más romántica de lo que dejas ver. Hagamos algo que nos arrebate el corazón’. Las opciones para la composición temporal eran más oscuras, con sonidos demenciales. Powell dijo que si jugábamos con algo más romántico y utilizábamos la percusión para que algunos de los golpes de batería que yo había utilizado se sintieran como un latido del corazón… Introducir el mundo de la orquesta lo hizo emocionalmente mucho más impactante. Fue mi primera experiencia de trabajar con un compositor que dirige una orquesta al crear la música original. Me sentí abrumada en ese momento, como niña en dulcería”.

La directora ya había cruzado caminos con el supervisor musical Poster, a quien llama “uno de los mejores de todos los tiempos”, mientras trabajaba en la serie “Vinyl”, producida por Martin Scorsese y Mick Jagger. Wilde afirma: “Randy tiene un conocimiento enciclopédico de la música y yo quise situar la temporalidad de la época a través de la música. Fue una era tan buena para la música; Randy y yo nos divertimos mucho al crear la banda sonora con muchas de las canciones que, por mucho tiempo, deseé incluir en una película. El motivo de que adentrarse en el mundo de la película fuera una experiencia tan divertida fue el poder bailar con esta maravillosa música”.

Para Yoon, la combinación de los artistas reunidos para “No te preocupes cariño” dio un resultado singular: Estamos más que agradecidos de que Matty, Katie, Arianne, Affonso y todo el resto de nuestro equipo y reparto de primera categoría hayan subido a bordo con el compromiso afrontar los increíbles retos, tanto artísticos como logísticos, a los que nos enfrentamos. Junto con Olivia, todos superaron los límites de lo posible desde el principio hasta el final, y su singular visión y su formidable talento como artistas y narradores fueron absolutamente fundamentales para lograr la emocionante y brillante película que es el resultado. No sobró el hecho de que son seres humanos fuertes y espectaculares que se divierten alrededor de una hoguera después de un día largo. Esta película es la suma de muchas partes móviles y sin nuestro increíble equipo, el “No te preocupes cariño” que verán los espectadores simplemente no existiría. Ese resultado final hará que nuestro reparto y el equipo se sientan orgullosos, y que sus esfuerzos monumentales en circunstancias difíciles hayan valido la pena”.

Fuente: Notas de Producción de No te preocupes cariño de Warner Bros. Pictures

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