Review de Spider-Man: Across the Spider-Verse por @fede_martin17
5 años después del exitazo que fue Spider-Man: Into the Spider-Verse, Sony Pictures volvió a romper los esquemas estrenando la secuela Spider-Man: Across the Spider-Verse. ¿Valió la pena la espera? Rotundamente si.
Spider-Man: Across the Spider-Verse es más grande que su primera parte en todos los sentidos posibles: Más personajes, más escenarios, más multiverso, más todo. Ya con los tráilers sabíamos con lo que nos íbamos a topar, pero al presenciar las 2 horas y 20 minutos de duración del film, todo lo visto en los avances se queda corto con la obra audiovisual casi por excelencia que Joaquim Dos Santos, Kemp Powers y Justin K. Thompson nos traen en esta ocasión.
¿Por qué digo “casi por excelencia”? Porque tampoco considero que Across the Spider-Verse sea un 10 de 10 como película o la película definitiva de Spider-Man. Sucede que hay determinadas cuestiones que se quedan muy atrás en comparación a la espectacularidad de las escenas de acción o el disfrute de la propia animación en sí que es esta película. Por ejemplo, al ser un film que busca desde el minuto 1 ser más grande que la anterior, hay cosas que no terminan de enganchar al 100%.
Hay un par de personajes que terminan siendo olvidables, no necesariamente porque están mal escritos, sino porque comparten pantalla con otros tantos Spider-Man en pantalla que es inevitable que queden de lado, ya sea porque otros personajes han sido mucho más llamativos o porque los protagonistas entraban en acción. Aún así, la película logra abarcar casi todos los personajes de la manera justa y necesaria para que cada uno tenga su momento, sin dejar de lado que esto no deja de ser una película de Miles Morales, y luego de Gwen Stacy, quien toma un mayor (y gran) protagonismo.
Así como en Into the Spider-Verse se hizo mucho hincapié en la gran animación que presenta desde su inicio hasta el final, en Across the Spider-Verse directamente habría que hacerle un monumento a todos los animados que estuvieron detrás de escenas. El nivel de detalle ya no está puesto únicamente en todos los escenarios, sino que también lo vemos notablemente en las emociones que viven todos los personajes a lo largo de la narrativa. Hay tantas partes de la película en la cual el espectador puede quedarse embobado viendo la pantalla que nos obliga a verla unas cuantas veces para sacarle provecho al 100%. Lo que si me quedó a deber es la banda sonora, que no está mal, pero el listón quedó muy alto con el soundtrack de la anterior.
En la primera película vemos como Miles empieza a convertirse en Spider-Man junto con las responsabilidades y consecuencias que esto conlleva. En esta secuela, Miles continúa aprendiendo a que no siempre se puede salvar a todos por más que uno sea un superhéroe, mientras que los demás le dicen cómo debe vivir su historia y aprender a ser un mejor Spider-Man con la responsabilidad que se necesita. Y mientras tanto, tenemos al villano Spot, quien dentro de la misma película tiene un desarrollo espectacular por su sencillez y claridad, dejando toda sensación de suspenso de cara a la épica conclusión que esperamos ver en Beyond the Spider-Verse.
Puede llegar a suceder que Across the Spider-Verse se sienta un poco larga, no necesariamente porque sea pesada o aburrida, todo lo contrario, sino porque parece que tarda en llegar a su momento final, pasando por varias escenas que comienzan a darle un cierre a esta primera parte, logrando que uno piense “Bueno entonces termina ahora” y no, ya que continúan alargando un poco más y más el desenlace para meter una dosis mayor de suspenso y de intriga. ¿Esto funciona? Sí, porque nos deja con ganas de más.
Spider-Man: Across the Spider-Verse es más grande, más divertida, más emocionante y con más Spider-Man que ninguna otra película mostró antes, otorgándole a los espectadores un perfecto y espectacular entretenimiento de principio a fin, sin dejar de lado que nos están preparando el terreno para su desenlace en Beyond the Spider-Verse, que llega a los cines de todo el mundo en marzo de 2024.