El 7 de marzo estrena en cines TODOS SOMOS EXTRAÑOS, una historia cargada de nostalgia y añoranza que se atreve a explorar las posibles respuestas a una pregunta inquietante: ¿qué pasaría si nos reencontráramos con nuestros padres, mucho tiempo después de su muerte?
Protagonizado por dos actores del momento, Andrew Scott (Fleabag, Ripley) y Paul Mescal (AFTERSUN, Normal People), el film sigue a Adam (Scott), un hombre solitario y recluido que inicia una relación con Harry (Mescal), un misterioso vecino que vive en la misma solitaria torre de departamentos en Londres. A medida que se desarrolla la relación entre ellos, Adam se preocupa por los recuerdos del pasado y regresa al pueblo donde creció. Allí, encuentra en el hogar de su infancia a sus fallecidos padres (Claire Foy y Jamie Bell), que parecen estar viviendo tal como estaban el día en que murieron, treinta años antes.
Etérea, melancólica y profundamente emotiva, TODOS SOMOS EXTRAÑOS es una obra sumamente personal, escrita y dirigida por el realizador británico Andrew Haigh, quien se encontró desentrañando su propio pasado. En un contenido adicional, Haigh y el elenco revelan detalles sobre la trama y reflexionan sobre su significado, su tono singular, y sobre el abordaje de lo sobrenatural que se aleja de lo conocido en las historias sobre el más allá.
UNA ADAPTACIÓN CON IMPRONTA PERSONAL
TODOS SOMOS EXTRAÑOS está basada en la novela Strangers del reconocido escritor japonés Taichi Yamada. Esta inquietante, conmovedora e hipnótica historia de amor y pérdida fue escrita originalmente en 1987 y traducida al inglés en 2003, y la adaptación cinematográfica de Haigh le agrega un toque contemporáneo y personal.
“Lo que me encantó de la novela fue el concepto central: ¿qué pasaría si te encontraras con tus padres otra vez, mucho tiempo después de su muerte, solo que ahora tienen tu misma edad? Me pareció una manera muy emotiva de explorar la naturaleza de la familia. Eso se convirtió en mi punto de partida”, cuenta el director, al referirse a los motivos que lo llevaron a sumarse al proyecto.
Al embarcarse en el proceso de adaptación de la novela para la pantalla grande, Haigh decidió cambiar el personaje central por un hombre homosexual, transformándola así en una historia personal involucrando las experiencias de su pasado. “La adaptación del libro fue un proceso largo y a veces doloroso. Quería desentrañar mi propio pasado, como hace Adam en la película. Me interesaba explorar las complejidades del amor familiar y del romántico, pero también la experiencia de una generación específica de personas homosexuales que se criaron en los ochenta. Quería alejarme de la historia de fantasmas tradicional de la novela y encontrar algo más psicológico, casi metafísico”, señala el realizador y concluye: “En muchos sentidos, la película trata sobre cómo integrar el dolor en tu vida. Hay que encontrar una manera de seguir adelante y no dejar que arruine otras relaciones”.
RECUERDOS, NOSTALGIA Y AÑORANZA
La historia de vida de Adam, su pasado y su presente, se revelan en el film a través de un tono distintivo. “Quería que la película tuviera la textura del pasado, que tuviera una atmósfera, quizás no como la de un sueño, pero sí del momento anterior al que uno se duerme o cuando se despierta de un sueño, sin estar seguro de qué es lo real. Un espacio más liminar”, detalla Haigh.
El realizador revela que la película lo llevó a explorar profundamente sus recuerdos de la infancia y la juventud. “Fue un experimento doloroso pero catártico. Creo que todos podemos sentirnos identificados con la idea de volver a nuestra infancia y redefinir nuestra relación con nuestros padres. Yo quería que fuese catártico para Adam, pero una catarsis complicada. Quiero que el público sienta algo similar”, concluye.
El elenco confiesa que el rodaje fue muy emotivo, ya que lograron establecer una conexión personal con la historia por los elementos que aportaron una sensación de normalidad y familiaridad. Claire Foy, quien interpreta a la madre de Adam en la película, comenta: “Sus padres no eran ángeles, eran personas reales que, si estuvieran vivos ahora, serían mucho más mayores y tendrían ciertos valores y creencias, por lo que tienen que evolucionar a medida que evoluciona la película”.
Scott, por su parte, añade: “Soy homosexual, y me identifiqué con la experiencia de tener la esperanza de que tu familia te acepte cuando le digas quién eres. Creo que es algo que no solamente experimentan las personas homosexuales, todos quieren sentirse aceptados y conectados con su familia”. Su personaje atraviesa el descubrimiento de una nueva relación mientras que reconecta con sus padres, provocando un profundo recorrido emocional. “La historia es increíblemente conmovedora y cada día me impresiona lo desgarradora y hermosa que es” concluye Scott.
Abordando temas universales a partir de sentimientos igualmente universales, TODOS SOMOS EXTRAÑOS es una historia sobre la complejidad de las relaciones y sobre la capacidad de sanar gracias al poder más fuerte de todos: el del amor.
TODOS SOMOS EXTRAÑOS estrena en cines el 7 de marzo.
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