The Invisible Man es una película estadounidense dirigida por Leigh Whannell y protagonizada por Elisabeth Moss, Storm Reid, Harriet Dyer, Aldis Hodge, Oliver Jackson-Cohen, entre otros.
Crítica por Federico Martín Vargas
Remake de la película original de 1933, The Invisible Man, esta nueva versión de Blumhouse y Universal trata de contarnos una historia simple pero con algunos giros sorpresa en el camino. ¿Funciona? Para nada, ya que son todos plenamente predecibles, y tiene un final que deja bastante que desear. Pero no todo es tan malo en este remake, ya que a fin de cuentas, termina siendo lo suficientemente atrapante para poder aprobar.
Desde el segundo 1 podemos ver cómo la película de Whannell busca adentrar al espectador en la tensión y en el suspenso máximo constantemente, con una gran cantidad de escenas bien logradas, que exploran mucho esta historia donde un determinado personaje acosará hasta el hartazgo a otro, que en este caso es el de Elisabeth Moss. Por este lado, la película cumple al 100%.
Además, hay dos factores que ayudan mucho a crecer realmente que hay un suspenso activo en la gran mayoría de la trama: los planos y la actuación de Elisabeth Moss. Los planos y ciertos manejos de cámara ayudan mucho a entender mejor el contexto y ver cómo se van planteando las cosas de cara al clímax y posterior resolución. La que más resalta sin dudas es Moss, por no decir la única. Su actuación es brillante en todo sentido, mostrando el lado más dramático y hasta desesperante que su personaje sufre. Los demás sirven cómo soporte en varios momentos, aunque realmente no terminan de llamar mucho la atención.
Los únicos peros que puedo mencionar para el film son algunas de las inconsistencias que presenta, principalmente al final del segundo acto e inicio del tercero (las cuales no mencionaré por tema de spoilers) y el final de la misma. La resolución de El Hombre Invisible es bastante enigmática, en el mal sentido ya que no se termina de entender nunca cómo quiere terminar y luego de una hora y diez minutos de máxima tensión, para terminar como termina, es decepcionante.