Esta crítica no contiene spoilers
En el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata suelen haber varios proyectos con determinados homenajes, y con este film de solo 22 minutos de duración sucede lo mismo. Tal como este mediometraje lo aclara en sus créditos finales, esto es un homenaje a mi pueblo, a mi gente, a mi familia. Por ende, la cuestión se torna un poco más emotiva, pero termina siendo insuficiente al momento de enganchar al espectador.
Si, el homenaje como tal es claro y conciso. Se nos muestra el día a día de una familia con una visión tanto desde dentro como de fuera. Podemos verlos realizar las típicas rutinas de cualquier familia de hoy en día, con una gran cantidad de planos largos y generales, apreciando también el entorno y el contexto sobre el lugar en el que se encuentran nuestros “protagonistas”.
¿Y cual es el problema entonces? Que nunca termina de enganchar al espectador. Podemos conocer poco a poco las diferentes locaciones presentes en el corto, y ver como se desarrolla la familia allí, pero luego no hay mucho más para comentar.