Crítica por Federico Vargas
El otro verano cuenta la historia de Rodrigo (Guillermo Pfening) vive en las sierras de Córdoba. Administra unas cabañas de alquiler para turistas. El verano está por comenzar y conoce casualmente a Juan (Juan Ciancio), un chico recién llegado al pueblo desde Buenos Aires.
Julián nos trae una película bastante interesante al momento de analizarla, ya que está presentada para que el espectador este en constante observación para entender determinadas situaciones que se presentan indirectamente para que el/la que esta viendo la película acepte el reto de entender por si mismo las cuestiones que nos muestra el largometraje. Posiblemente no se llega a una situación dramática muy determinante en el final de la cinta pero quizás está hecho para que el espectador también sugiera como termina, el futuro de los personajes, etc.
Los personajes tienen bastante química aunque no tienen personalidades y/o actitudes tan expresivas dentro del film. La relación entre los personajes de Pfening y Ciancio se va volviendo más sólida con el pasar de la trama y se termina estableciendo una relación “padre e hijo” que no se termina de explorar quizás lo necesario para darle un cierre redondo a la historia pero que está presente y se nota.
La ambientación y el escenario donde tuvo el rodaje la cinta es muy bueno y muy rico en detalles, están presentes muy lindo paisajes durante todo el metraje. La fotografía también es un punto fuerte del film (estuvo a cargo de Gustavo Biazzi).
En resumen, si bien El otro verano es una película en la que puede necesitar cierta atención en alguno de sus detalles, su sencillez misma nos permite poder disfrutarla sin llegar a aburrirnos, sumado a los bonitos aspectos técnicos, tales como la ambientación, que presenta de principio a fin este largometraje.