‘Minimum Love’: la mirada honesta de Maja Pencic sobre la juventud, el amor y la soledad en Praga

En su ópera prima “Minimum Love”, la joven cineasta Maja Pencic transforma las calles de Praga en un espejo de las emociones contemporáneas. Lejos de los documentales estructurados o dramatizados, la directora apostó por un enfoque directo y espontáneo: salir con su cámara y preguntar a desconocidos sobre su día, sus miedos y sus deseos. Esta metodología, poco común en la República Checa, rompe con las convenciones narrativas al capturar la autenticidad de la vida cotidiana sin guion ni artificios. El resultado es una obra vibrante que pone el foco en la sinceridad y el contacto humano.

Con una curiosidad genuina, Pencic aborda temas universales como el amor, la incertidumbre y la soledad que aquejan a la juventud actual. “Necesitaba dejar de tener miedo de caminar con la cámara”, confiesa la directora, quien comenzó filmando multitudes en el metro y luego se adentró en conversaciones más íntimas con amigos y desconocidos. Cada encuentro revela un mosaico de pensamientos sobre el romance, la amistad, la guerra en Ucrania y el futuro incierto. Lejos de imponer una narrativa, Pencic se deja guiar por las respuestas, creando un retrato coral de una generación que busca ser escuchada.

El documental, que compite en la sección Czech Joy del Festival Internacional de Cine Documental de Ji.hlava, resalta por su crudeza y sensibilidad. Pencic filmó durante cuatro meses, siempre de noche, y editó el material durante más de un año para lograr el ritmo y la cadencia adecuados. “El tiempo en mi película es lo que convierte los videos aleatorios en cine”, explica. La cámara se convierte en un puente entre desconocidos, revelando la vulnerabilidad detrás de las máscaras sociales. En palabras de la directora, “el cine es compasión”, una definición que encarna la esencia de su obra.

“Minimum Love” es, en definitiva, una reflexión sobre la juventud, el aislamiento emocional y la necesidad urgente de conexión. “La juventud suele estar llena de inseguridad, soledad e incomprensión”, afirma Pencic. Sin embargo, su filme también destila esperanza: la certeza de que escuchar y compartir puede ser un acto transformador. En un mundo donde pocos se detienen a preguntar “¿cómo estás?”, Maja Pencic nos recuerda que la empatía sigue siendo el motor más poderoso del arte y de la vida.