Review de 1978 por @javiercarrizo_cine
En una intrépida y ambiciosa propuesta, el film argentino de terror que transcurre durante la dictadura militar en 1978, en Argentina, encuentra el suceso puntual, en el mismo momento en que se juega la final del Mundial de Fútbol entre Argentina y Holanda, que culmina con la obtención de la primera copa del mundo para la selección de nuestro país.
En la película, las violaciones a los derechos humanos infringidas por el terrorismo de Estado, se posan sobre un joven al que torturan con vehemencia, hasta que éste menciona algo que no es informado explícitamente al espectador. El grupo de torturadores se da cuenta luego de un largo rato, que por medio del joven que con firmeza siempre argumentó no saber, ha secuestrado personas equivocadas, para que la intromisión del horror se apodere del oportuno relato que ocupa ese vistoso tiempo y espacio histórico.
Bajo el concepto de un diseño sonoro arrollador que guía la continuidad de lo narrado, además de lo que específicamente aporta como generador de un inquietante suspenso, la impecable iluminación y dirección de arte impregnan de realismo los pasajes que van desde un terror político a un símil satánico/fantástico.
La presentada en Sitges y en Mar del Plata se sitúa en una novedosa contextualización, por el momento en el que acontece, que está llevada a cabo con el ímpetu y la efervescencia de la oleada de cine de género nacional. Que además está dirigida principalmente al público amante de los agresivos sustos, que celebra el grito como una práctica acorde a las convencionalidades de un género, que también sabe dispensar de los recursos repetidos del mismo.
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