Review de El Mono por @javiercarrizo_cine
El Mono (2025), del director que hace pocos meses nomás estrenó Longlegs: Coleccionista de almas (2024), es un sangriento gore satírico, que demuestra una poco profunda motivación en el diseño de su argumento, situación que resuena en la composición dramática de sus personajes. Da la sensación que a Oosgood Perkins siempre le faltan cinco para el peso, aunque el tono, la premisa y los géneros que convoca en su forma, lo califican como un cineasta interesante.
La comedia negra se apodera del encasillamiento, con el acompañamiento de un gore humorístico que por un momento nos deriva a Gozu (2003) de Takashi Miike, hecho por el cual Perkins se aleja del anterior acercamiento policial. Como punto en común de ambas producciones, el autor reincide en el poder del suspenso para mantener en vilo al espectador también en El Mono, aunque el terreno de la seriedad no es propio ni del léxico, ni de las intenciones de este último film.
El largo prólogo anticipa en la voz del hijo del protagonista de Psicosis, cuando en 1999 Christian Convery interpreta a los dos pequeños mellizos, Hal y Bil. Los hermanos distintos entre sí, que comparten una relación aunque se detesten, encuentran a un supuesto mono de juguete que en realidad significa que al darle cuerda, se produzca una muerte “accidental“. Una suerte de Destino Final, en la que a partir de girarle una llave trasera a un mono sentado junto a un tambor, éste mueva sus brazos, toque el instrumento, y abra su gran boca para dejar apreciar sus enormes dientes.
La película acompaña a estos protagonistas hasta la adultez, ambos saben que el mono siempre volvió a aparecer más allá de los esfuerzos para que no suceda, y el remate de muebles y objetos de la casa que habitaron de pequeños, se presta para que por ese motivo, los hermanos se reúnan, luego de mucho tiempo.
Perkins recurre a la splatter movie en la que las representaciones de violencia gráfica no son preocupantes para el espectador. Los hechos entretienen al mismo, y el resultado termina siendo una divertida historia que no incluye cierta credibilidad en la conformación de algunos sucesos, ramificaciones y construcciones psicológicas, que se exhiben a lo largo de la cinta.
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