Crítica por Federico Martín Vargas
En este corto desde el principio está la presencia de una voz masculina, quien habla un poco sobre la vida que uno quiere y puede/debe tener. Luego, se explora un poco sobre el edificio Churchill College (Cambridge), mostrándonos un poco de sus instalaciones y luego simultáneamente nos muestran árboles y objetos/lugares que rodean a este edificio.
Algunos se aprecian en planos detalle, otros más con planos generales, en color y en blanco negro también. Tampoco hay tanta presencia de banda sonora, el director juega con el silencio que logra insertar con su corto.